¿Qué significan las palabras que decimos? ¿Nos basta con su definición para utilizarlas o hay que considerar más aspectos que a primera vista se nos pueden escapar? La manipulación del lenguaje, la censura, el eufemismo entran en juego cuando la comunicación se pone en marcha. Pero también nuestros esquemas culturales que nos ayudan a construir la realidad a través del lenguaje.
Posiblemente existen funciones sociales básicas tanto en el lenguaje humano, emitido bajo el control del neocortex, como en el primate, bajo el control del sistema límbico, que podrían haber facilitado el surgimiento del lenguaje.
Todo grupo necesita de mecanismos que garanticen su unión. En los grupos de los primeros homínidos, como en el de otros primates, fue el despiojamiento. Pero la mejora de las condiciones externas facilitó que estos grupos aumentaran en número y que la tarea de despiojamiento necesitara de mucho tiempo para poder realizarlo entre todos los miembros del grupo. Según Merlin Donald, neurocientífico cognitivo, la exageración de las llamadas entre primates sería la primera etapa de la mímesis vocal y vendría a sustituir el despiojamiento. Existe una relación entre el tamaño del grupo, el tamaño del cerebro y las conductas de engaño entre los primates superiores. Podemos deducir que la mímesis vocal sería una evolución de la utilización no emocional del lenguaje de llamadas, con el fin de manipular al resto del grupo. Esto que se da en primates puede ser proyectado hacia los homínidos.
Robin Dunbar, antropólogo evolutivo, nos habla de un cerebro social que sería lo que habría facilitado el surgimiento del lenguaje. El lenguaje tiene como función primordial obtener información (chismorreo) para enlazar grupos más grandes. De manera que el tamaño del grupo, el del neocortex, las alianzas y las competencias intragrupo establecerían la presión social que sería lo que haría surgir el lenguaje.
Otro factor es el cambio de dieta. Se creó una red social entre las hembras, que aseguraría el aprovisionamiento de los recién destetados manteniendo activas a éstas aunque ya no estuvieran en edad de procrear. Proyectado a los primeros homínidos, la alta mortalidad entre los adultos habría originado la falta de machos y ante esta situación, las hembras podrían haber usado las conductas de engaño para, a cambio de accesibilidad sexual, aprovisionarse[1]. A estas técnicas se les llama cerebro social. Con mayor complejidad encontramos la Teoría de la mente mediante la cual, se explica que un individuo comprende lo que otro está pensando. El lenguaje ha supuesto toda una revolución en la evolución del hombre.
¿Pero qué significan las palabras? ¿Hay un solo significado? No. Cuando utilizamos el lenguaje oral, hay una gran cantidad de factores que entran en juego y que también aportan información. El lenguaje kinésico es aquel por el cual comprendemos la intención que tiene el hablante más allá de las palabras que expresa. Es a lo que nos referimos cuando decimos que los gestos dicen más que las palabras. El lenguaje proxémico nos aporta información sobre el mensaje en base a la distancia en la que se emite la información y que se establece entre emisor y receptor. Así, un espacio mínimo entre 0 y 1.5 metros sería un espacio de comunicación íntimo, entre 1.5 y 4 metros espacio personal, 12 metros o más, el espacio público. La comunicación paraverbal encierra una serie de pautas que nos ofrecen una información valiosa. La entonación de la voz, el ritmo, la velocidad nos ofrecen mucha más información que las simples palabras. Pero desde la antropología, las palabras encierran algo aún más interesante.
Cuando comunicamos no solo compartimos el significado de las palabras, también los valores que están adheridos a ellas. Por tanto tenemos un significado referencial, trasmitido por las palabras y que es arbitrario según la comunidad o el estrato social, y un significado social que se trasmite mediante sonidos, situaciones, trasfondo cultural y que depende del sistema de valores. Pero es más, para poder entender lo que otros nos dicen debemos compartir sus esquemas culturales. Decía Barlett que comprender información nueva está basado en conocimientos anteriores, es decir, las interpretaciones son construidas para dar sentido según el conocimiento y la experiencia anteriores. Para ello se utilizan esquemas de orientación, narrativos, metafóricos y de objeto entre otros. Como vemos, una palabra no es una simple definición de algo que nos sirve para denotar el significado de su objeto, encierra toda una serie de informaciones que nos ayudan a comportarnos en la conversación, a responder, a interpretar lo que hay más allá de las palabras, a construir la realidad.
Existe todo un mundo en torno al estudio de la comunicación y la repercusión que en las comunidades de habla suponen sus cambios, sus evoluciones, sus significados y significantes. Pero más allá de los estudios lingüísticos, como tales, existen otros estudios que nos ayudan a entender cómo lo que esos primeros homínidos hicieron para adaptarse a las nuevas situaciones, a las presiones sociales, al alargamiento de la lactancia y que propició el surgimiento del lenguaje, hoy en día vuelve a repetirse con otras formas y modelos.
Los antiguos egipcios, cuando querían eliminar el recuerdo de alguna persona, borraban su nombre de todas las inscripciones en las que se reflejara. Alguien sin nombre no podía ser recordado. La idea de hacer desaparecer aquello que no nos interesa, a través de la prohibición de su pronunciación no es baladí. Existe también un tabú del nombre con otra connotación. En China se evitaba poner el nombre de antiguos emperadores o utilizar sonidos que se asemejaran a estos. Saltarse este tabú suponía la ejecución. En la actualidad se evita poner el nombre de los antepasados y a los ancianos no se les nombra por su nombre. En este caso el tabú tiene connotaciones de respeto.
La figura del censor, en regímenes políticos autoritarios, sirve de base a la propaganda política del mismo. Adecuar el mensaje que se trasmite a los ciudadanos es fundamental para encauzar el pensamiento colectivo hacia metas que se establecen en las altas esferas donde se dirige el futuro de los estados. George Orwell reflejaba este aspecto en su obra 1984 con el concepto neolengua. La neolengua de Orwell consistía en la utilización simplificada del idioma inglés de manera que el significado de las palabras es modelado. De los significados de libertad por ejemplo, eran eliminados aquellos que contradecían las ideas del partido, suponiendo tal utilización un crimen del pensamiento. Pero no estamos en el imaginario mundo de Orwell ( ¿o sí?) ni en una dictadura que use la censura como instrumento de consolidación del pensamiento del estado ( ¿o sí?) Sin embargo no es muy difícil ver referencias que nos dejan cierta semilla de intranquilidad.
Es indudable que nos encontramos en la tercera gran transformación social de la historia de la humanidad. Si bien las dos anteriores fueron de más o menos fácil denominación en base a los progresos tecnológicos y se han denominado neolítica e industrial, hay poco acuerdo para dar una denominación a la que estamos experimentando en la actualidad. Revolución tecnológica, super tecnológica , sociedad tecnotrónica, sociedad digital entre otras, pero rescatemos uno de los términos con los que se ha categorizado esta nueva revolución social, sociedad de la información.
Quien tiene la información tiene el poder. El uso que de ella se hace distorsiona la realidad y la acomoda a los intereses de los que la poseen. Un mismo dato puede significar muchas cosas dependiendo de cómo, cuándo y quién lo diga. Quizá el pensar en la censura como alguien con unas tijeras que corta películas o borra pasajes en los libros, nos hace olvidar que la manipulación de la información hace tanto o más daño que la ausencia de ella. Esto no está muy lejos de lo que al principio de este artículo decía de las conductas de engaño.
Escuchamos en la prensa, en la televisión, en la radio, cómo se usan palabras diferentes para denominar algo cuyo significado perjudica a quien lo difunde. Así escuchamos fuga de cerebros como movilidad exterior, línea de crédito en lugar de rescate, gravamen adicional para subida del IVA o brusca desaceleración para crisis.
Se trata del uso de eufemismos para trasladar una información en condiciones favorables, pero como decía el doctor en filosofía Pedro J. Chamizo Domínguez en Tabú y lenguaje: las palabras vintadas y la censura lingüística: ”Eufemismo es, pues, el mecanismo lingüístico que permite referirse a lo innombrable para una sociedad dada. Pero como quiera que el tabú sigue siéndolo, por más que no lo nombremos con el término que lo designa literalmente y por ello es un término vitando, el término eufemístico suele acabar contaminándose, por así decirlo, del objeto al que nombra y dejar de ser eufemístico con el paso del tiempo.”
Por tanto, el lenguaje es mucho más que comunicación, es trasmisión de valores, de conocimientos y de ideas, de intenciones y de pensamiento. Es política y cultura, es presente, pasado y futuro construido en base a las palabras con las que se designe. Los esquemas culturales pueden modificarse en base a intereses pactados por una minoría, que encauza el pensamiento del resto de la sociedad a través de las palabras con las que construir una realidad a medida.
Sonia Hidalgo.
Donald M. Origins of the Modern Mind. .Harvard University Press
Orwell G. 1984. Editorial Arenal.
Prevosti i Monclús; Domenech del Río; Prats. Pensamiento y religión en Asia oriental. Editorial Uoc
Tenazos Tortajada, José Félix. Los impactos sociales de la revolución científico-tecnológica. Noveno foro sobre tendencias sociales . Editorial Sistema.
Velasco Maillo, Honorio V. Cuerpo y espacio: Símbolos, metáforas, representaciones y expresividad en las culturas. Editorial Ramón Areces.
[1] Un ejemplo de esta situación se refiere, por ejemplo, a la simulación de la regla que mandaría el mensaje de estar en disposición de quedar embarazadas. Si la hembra realmente no está en esa situación, el macho no la selecciona y no trae provisiones a cambio de fecundarla. Si hay pocos machos, la cosa se complica bastante. La red social que se crea entre hembras, amortigua el impacto de la mortalidad entre las hembras porque las que quedan, se encargan de las crías aunque no estén en situación de procrear y no sean aceptadas por los machos perdiendo la posibilidad de obtener alimento para ellas y las crías huérfanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario