martes, 29 de enero de 2019

Economía solidaria contra el empoderamiento del dinero.



En la actualidad, el dinero se ha convertido en un ente con vida propia, con un poder tal que rige nuestras vidas hasta el punto de que, hay quien lo considera una especie de dios. Se ha posicionado por encima de las personas haciendo que su función principal que era la de favorecer los intercambios de bienes, servicios y obligaciones, quede casi en mera anécdota para muchos incapaces de acceder a la dinámica económica. Ante esta situación, surgen alternativas que no solo hacen que aquellos que no tienen acceso al dinero puedan participar de las actividades de intercambio, además recuperan aspectos y valores sociales  relegados que nunca deberíamos perder. Este es el caso de la moneda social, túmin.

Definimos el dinero como un instrumento de intercambio, habitualmente representado con monedas y billetes, con el que pagamos por bienes, servicios y obligaciones y que funciona por un pacto social donde la entidad emisora es el aval y certificación de su valor. Aceptamos el significado que tiene y comenzamos a funcionar económicamente con él. Sin embargo, hay que poner atención en cómo se han perdido valores sociales si no tenemos dinero que respalde nuestras acciones. Así, la hospitalidad o la confianza en nuestros pares se pierden si no es el dinero quien responde por nosotros y nos damos cuenta de lo que hemos perdido, cuando no todos tenemos este elemento representativo. Si vivir en sociedad significa que paguemos nuestras deudas, que adquiramos nuestros bienes con dinero de curso legal, realmente hemos perdido el significado de este concepto de comunidad. Surgen entonces alternativas que den liquidez a las personas que teniendo productos que intercambiar, no tienen el instrumento, el dinero, para poder participar de los intercambios. Encontramos las monedas sociales entonces, que vienen a solucionar en cierta medida el problema de dar salida a los productos de nuestras actividades económicas. No se trata de suplir al dinero, sino de dar una alternativa complementaria de éste que reactive la economía de las comunidades.
Ya en otro artículo “Moneda social: cuando el dinero sirve a las personas” de esta revista, podemos encontrar más detallado lo que significan las monedas sociales y los mecanismos que usan. Para este artículo nos fijaremos en el caso del túmin
El túmin es una moneda social que sirve de herramienta de consolidación de la comunidad indígena en México. El hecho de poder utilizar una moneda para transformar la comunidad adaptándola a la realidad del país, consolida el hecho de que la economía indígena hubiera estado basada en el pasado en el intercambio a través del trueque, que de otra manera no hubiera podido sobrevivir en una economía de mercado actual. No se trata de sustituir el dinero de curso legal sino de complementarlo, reactivando la economía sin que la moneda en sí suponga un bien acumulable, puesto que no es un bien en sí mismo como pueda ser una moneda de curso legal. El túmin es así una forma particular de “dinero de helicóptero” de la estrategia de Milton Friedman, es decir, hace presente dinero líquido donde no hay.
La economía basada en el trueque dinamiza los intercambios en la comunidad, da salida a los productos e iguala a todos dándoles la oportunidad de participar en los intercambios sin necesidad de que haya una moneda para poder realizarlo. El depender de una moneda como base de la adquisición de productos, excluye a aquellos incapaces de poseer la moneda de curso legal aunque tenga elementos para poder participar económicamente en la comunidad. La exclusión es una característica del sistema de mercado occidental que puede corregirse de esta manera, haciendo mención a los mecanismos que Polanyi nombraba como estrategias de autoprotección del sistema económico de una comunidad.
Imagen tomada de mxcity.mx
En el año 2010, aparece el túmin como moneda social alternativa que no cuenta con el respaldo del Banco de México. Se propone su diseño en la Universidad Veracruzana Intercultural y comienza a usarse en el municipio de Espinal (Veracruz). El proyecto es impulsado entonces por la Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH), el Centro de Investigación Intercultural para el Desarrollo (CIIDES) y profesorado y alumnado de la universidad, comenzando a circular entre 50 comerciantes en septiembre de 2010. Se crea así un circuito cerrado donde la gente siempre tiene dinero para comprar puesto que a diferencia de los pesos que acaban en las grandes tiendas, el túmin se queda en las comunidades.

¿Qué tipo de negocios participan?

El túmin no se cierra a un tipo de negocio o servicio, al contrario, da cabida a productos alimenticios tanto como materia prima como producto preparado y contamos con negocios como panaderías, fruterías o carnicerías, pero también servicios como estancias en hotel, carpintería, asesorías jurídicas, peluquerías y similares que ven en esta solución solidaria una manera de dinamizar sus negocios. Es decir, participan todos aquellos que quieren vender un producto o saben un oficio aunque puede usarlo cualquier persona que tenga túmins con los que pagar y con quién intercambiarlos.
La emisión de esta moneda comenzó en agosto de 2010 con tres modelos de billete, de 5, 10 y 20 túmins. Un billete rectangular que complementa su diseño con pinturas de Diego Rivera y Rufino Tamayo.
Uno de sus creadores, Juan  Castro Soto presidente del proyecto «Mercado Alternativo y Economía Solidaria», explica que no se trata de sustituir al peso, sino de complementarlo con un 10% sobre el valor del producto, es decir si algo cuesta 150 pesos pueden pagarse 120 pesos y complementar el resto con túmins, aunque hay productos que puede ser canjeados directamente con túmins en su totalidad. Gracias a este sistema no solo activamos la economía, también se reparan las relaciones sociales, dando protagonismo a las personas puesto que se basa en el crédito mutuo. Ya no se trata de clientes, sino de compañeros puesto que estamos ante una situación de cooperación.
En la actualidad son 16 los estados en los que el túmin está presente, también podemos encontrar otra moneda en el estado de México llamado Tláloc. Pero el túmin no ha estado exento de polémica y ataques por parte del sistema financiero nacional. El banco de México  interpuso una denuncia acusando al túmin de falsificación de la moneda nacional. Por otro lado, no todos tienen confianza en este sistema y se resisten a utilizarlo a pesar de que está completamente reglado y con fácil acceso para consultar quiénes están adscritos al sistema y con qué participan. No obstante hay voces que lo respaldan como el alcalde Salvador Lammoglia Macip, que argumenta la necesidad de esta iniciativa para contrarrestar la crisis económica y dinamizar la comunidad.
Imagen de José Francisco del Valle Mujica
El túmin pretende ir mucho más allá del intercambio de bienes y servicios, estudia la posibilidad de obtener préstamos sin intereses mientras mejora su funcionamiento y evita los posibles fraudes. Además, el momento de su aparición también tiene un significado adicional de protesta y reivindicación. En 2010, México celebró el bicentenario de su independencia y en comunidades como la de Espinar sintieron la exclusión de las minorías del país en esta celebración. El túmin entonces representa en esta causa la herramienta de reivindicación y protesta contra la discriminación de las comunidades indígenas, de las minorías del país, de aquellos excluidos socialmente por ser incapaces de encajar en los estándares sociales actuales siempre basados de alguna manera en el poder económico. Es por esto que la relación entre esta moneda y los que la usan realmente se acerca al significado que debe tener el dinero.
Túmin es una palabra indígena de la etnia Totonaca que significa dinero y de alguna manera este significado también se extiende a lo que realmente significa la palabra dinero en su origen. Actualmente el dinero se valora por el poder económico o las reservas de oro del país, ese es su respaldo. Mientras, el túmin es respaldado por las personas que lo utilizan, siendo su valor el esfuerzo, lo que se da o se hace a cambio del objeto. Es decir, usa una lógica contraria al dinero que todos conocemos puesto que no es para acumularse sino para usarse. En cualquier caso, también las monedas sociales son  dinero fiduciario[i].

Conclusión

Las monedas sociales surgen ante la necesidad de dar dinamismo y acceso a la economía, pero van mucho más allá. Pone en su justo valor el objeto “dinero”, es decir que sirva para los intercambios comerciales que queremos y que no sea algo que sentencia nuestras vidas. El poder que el dinero a día de hoy tiene, debe ser contrarrestado, debe ser puesto en su justo valor, que no sirva para generar riqueza sino para moverla en la comunidad en la que se utiliza. Además, al dar protagonismo a los actos de intercambio y no al dinero en sí, conseguimos potenciar las relaciones comunitarias, que la cooperación sea algo normalizado en todos los aspectos sociales y que se retomen las relaciones humanas sin que estén sujetas a contrato.

Referencias

manuel.blacksun/bitcoin-el-t%C3%BAmin-y-el-dinero-en-tu-bolsillo-c24ada530cf1" target="_blank" rel="noopener">https://medium.com/@manuel.blacksun/bitcoin-el-t%C3%BAmin-y-el-dinero-en-tu-bolsillo-c24ada530cf1
[i] del latín fiduciarĭus, de fiducĭa ‘confianza’ y ésta a su vez de fides ‘fe’, es el que se basa en la fe o confianza de la comunidad, es decir, que no se respalda por metales preciosos ni nada que no sea una promesa de pago por parte de la entidad emisora

Las salvadoras nueces del mongongo





Hace 12.000 años se produjo uno de los cambios más importantes en la vida del homo sapiens que configuró su futuro de una manera decisiva, el neolítico. Si bien determinamos los avances que supusieron la aparición de la agricultura y la ganadería entre otros aspectos de este periodo, no todos aquellos que estudian sobre los inicios de nuestra especie piensan que fue algo positivo para nosotros. Yuval Noah Harari, escritor e historiador israelí, nos adentra en este “fraude” con su libro Sapiens: De animales a dioses. Seguiremos su artículo y otras fuentes para ilustrarnos.
El crecimiento económico podemos dividirlo en tres épocas históricas que se separan por dos revoluciones, la agrícola y la industrial. La primera nos llevó a través de 9.000 años a un cambio lento que derivó en el desarrollo de la civilización urbana mediante el paso de la caza, la pesca y la recolección de alimentos, al cultivo de la tierra, la domesticación de animales y el sedentarismo. En la actualidad salvo contadas poblaciones de cazadores recolectores, la neolitización ha llegado a toda la humanidad, aunque este fenómeno presenta variables muy representativas en cuanto a ritmos, cronologías y procesos históricos. Domesticamos plantas y animales y no solo por contagio, este fenómeno apareció entre poblaciones que no tenían contacto entre sí. Distinguimos 5 núcleos de surgimiento del neolítico: norte de china, sureste asiático, Mesoamérica, región andina y el Creciente Fértil del Mediterráneo.
El neolítico supone el 1% temporal en la historia del género humano, ¿Qué hizo entonces que de pronto dejáramos atrás nuestro ancestral modo de vida y lo cambiáramos por esta nueva forma de conducir nuestros destinos?
Son varias las teorías que pretenden dar una explicación a este cambio de modo de vida. La demográfica se basa en una presión poblacional que derivó en una nueva forma de organización social que mantuviera a una población cada vez mayor, aunque es difícil demostrar estos datos en poblaciones del pasado. La teoría del festejo competitivo hace alusión a que dentro de los grupos había individuos que querían una mejora de su estatus socialy buscaban ofrecer regalos y festejos para mover lealtades. Sin embargo, esta teoría no es aplicable a todos los grupos y es más lógico pensar en la aparición de la agricultura y ganadería como un medio de subsistencia más que en una herramienta social. Otras teorías se basan en lo propicio del ambiente y el desarrollo tecnológico de las poblaciones en esos lugares concretos. En cualquier caso, sea cual sea el motivo del surgimiento, es evidente que fue adoptado rápidamente por las sociedades de cazadores/recolectores y no es de extrañar si pensamos en un grupo que pasa el día deambulando para encontrar alimento y de pronto lo encuentra todo junto en una zona concreta. No se les podría culpar por desear algo fácil a priori. Y es a priori, porque en realidad, la agricultura nos ofreció la posibilidad de obtener más cantidad de alimento, pero no a corto plazo. Las cosechas necesitan un tiempo de desarrollo y un trabajo continuo para que la producción no se eche a perder. Pero desde una visión desarrollista podemos pensar en una gran ventaja que nos ha proporcionado la posibilidad de crecer como especie en multitud de campos al deshacernos de la ardua tarea de vagar de un lado a otro para alimentarnos. Pero también hizo de nosotros una especie más débil biológicamente, aparecieron las desigualdades sociales y nos convertimos en una lacra para nuestro plantea al tratamos como si nos debiera una pleitesía de la que no somos merecedores.
Hariri o Diamond entre otros nos plantean otra visión que se aleja bastante de esta idea de progreso que supuso el neolítico según la perspectiva desarrollista y lo abalan con pruebas recientes arqueológicas que demuestran el alto precio que la especie humana pagó por la revolución neolítica. Si bien es cierto que hemos conseguido obtener nuestro alimento sin el sudor de nuestra frente sino con la fuerza de las máquinas, que vivimos más años o que comemos más variado, esto no es trasladable a toda la humanidad, por ejemplo. Siempre nos han dicho que dejar atrás la vida de los cazadores/recolectores nos dio más tiempo para desarrollarnos en aspectos como el arte, pero no está claro que en realidad utilizáramos tanto tiempo antes del neolítico para obtener nuestro alimento, es más los estudios de las sociedades de cazadores/recolectores que aún sobreviven como los Haza en Tanzania o los ¡Kung del Kalahari indican lo contrario. Estos grupos dedican a la semana entre doce y diecinueve horas a recopilar su alimento, en algunos casos como en los Haza el máximo es catorce, bastante menos que lo que trabajan sus vecinos agricultores. La ya famosa respuesta que dio un bosquimano a la pregunta de por qué no emulaba a sus vecinos agricultores lo explica todo teniendo en cuenta que sus vecinos les relegan a las peores tierras “. ¿Por qué deberíamos hacerlo habiendo tantas nueces del mongongo en el mundo?”
Veamos las supuestas ventajas que nos vende el desarrollismo.
Cuando los cazadores/recolectores adoptaron la agricultura y la ganadería, sus vidas mejoraron. Sin embargo, los paleopatólogos nos indican algo diferente. Las muestras analizadas de heces bien conservadas de cuevas en Nevada, autopsias de momias de los desiertos de Chile o los esqueletos encontrados en multitud de asentamientos humanos prehistóricos nos hablan de un empeoramiento de nuestras condiciones anatómicas y de salud. Perdimos altura, de hecho, de los 175 cm en hombres y 166 en mujeres pasamos a 160 en hombres y 152 en mujeres. Nos fuimos recuperando poco a poco, pero poblaciones como la griega o la turca aún no se han recuperado de este impacto.
En muestras de unos 800 esqueletos encontrados entre el río Illinois y Spoon determinan que alrededor del 1150 DC el cambio al cultivo intensivo provocó malnutrición entre sus miembros lo que atestigua los defectos en el esmalte dental, deficiencias de hierro, enfermedades infeccionas o degeneración de la columna vertebral por el trabajo agrícola. Se bajó de una esperanza de vida de veintiséis años a diecinueve. Habían cambiado una dieta variada por otra con varios alimentos ricos en almidón. Las calorías aportadas por trigo, maíz y arroz de mala calidad además, produjeron una deficiente aportación en vitaminas o aminoácidos. Si alguna de estas cosechas fallaba pasaban hambrunas que junto a la sobrepoblación que trajo parasitosis y enfermedades infecciosas ponían en jaque a la población. El comercio facilitaba que esas enfermedades se extendieran y el surgimiento de grandes ciudades dio facilidades a enfermedades como la peste y el sarampión.
Pero ¿todo lo negativo que trajo la agricultura está circunscrito a nuestra salud? La verdad es que no. Tener excedentes en la producción da lugar al concepto de propiedad. Los cazadores/recolectores no tenían almacenado alimento o al menos no en una cantidad importante. No había una élite que se superpusiera al resto como ocurrió con la aparición de la agricultura. Aquellos que tenían tierras más fértiles y conseguían más excedentes podían manejar a aquellos que no tenían tanta suerte. Comienza la división de clases donde unos pocos viven de forma desahogada mientras otros producen entre malnutrición y enfermedades para mantenerles. En las tumbas de Micenas del 1500 a.C., los restos de reyes arrojan datos sobre una mayor altura y mejor dentición que sus súbditos, mientras que las tumbas chilenas muestran esqueletos de las clases pudientes con menos malformaciones óseas que el común de los mortales.
La desigualdad entre los sexos también pudo ser causada por la adopción de la agricultura. Las mujeres aumentaron sus embarazos al no tener que portar un bebé de un lado para otro y usadas como mano de obra menos valorada que hoy podemos encontrar en países como Nueva Guinea, donde no es difícil verlas cargadas con fardos enormes mientras los varones llevan menos peso.
Diamon también defiende que la desigualdad de clases comenzó con la aparición de la agricultura y así lo sostienen a su vez la Universidad de Bristol mediante los estudios de 300 enterramientos donde se diferenciaba entre agricultores enterrados con herramientas y sin ellas. Los primeros habrían tenido mejor acceso a tierras de mayor calidad que los segundos, hecho revelado por los análisis de isótopos de estroncio. Estos análisis también revelaron que las mujeres del neolítico no solían ser enterradas en su lugar de origen. Este dato nos indica la patrilocalidad o norma de residencia postnupcial, una categoría analítica de la antropología que describe la norma de residencia establecida por una sociedad en cuanto a una nueva entidad familiar. No solo define las normas de descendencia, también las condiciones económicas de un grupo. Concluyen que las semillas de la desigualdad se sembraron en el neolítico al introducirse los bienes hereditarios.
¿Realmente era necesaria la adopción del cambio a la agricultura y la ganadería? Puede que hubiera una mayor densidad de población entre los cazadores/recolectores. Si bien la calidad del alimento proporcionado por los cultivos era de menor calidad, se estaba primando la cantidad dado que el número de bocas por alimentar se había ido incrementando. La nueva técnica de obtención de alimento llegaba a ellos y posiblemente pudieron imitarla. O se limitaba la población o se cambiaba de modo de subsistencia y elegimos la que parece la peor de las opciones. Sin embargo, la teoría del contagio cultural de la adopción de la agricultura también podríamos cuestionarla.

El veneno nuestro de cada día

Según una antigua leyenda Sufí, Eva no le dio a Adán una manzana, sino una vaina de trigo. En el Creciente Mediterráneo, los cazadores/recolectores había recogido trigo silvestre durante miles de años, pero cuando lo domesticaron, lo modificaron también para hacerlo más abundante y sobre todo más resistente, puesto que comenzaron a emigrar a zonas del noroeste de Europa donde la climatología era más adversa. El gluten presente en el trigo es un veneno para nosotros que ingerimos a diario. La modificación que sufrió con la domesticación aumentó el contenido de gluten de un 4%-5% a un 50% además de que el silvestre era consumido cuando no tenían acceso a la carne u otros productos. Por otra parte, el trigo contiene aglutina, una lectina que actúa como defensa personal de la planta porque no lo olvidemos, los seres vivos quieren sobrevivir y no ser comidos, tanto vegetales como animales y en el caso de la lectina, no podemos eliminarla con la cocción. Su ingesta tiene relación con varias enfermedades autoinmunes y procesos degenerativos
Pero no solamente el trigo es mortal al ingerirlo, su cultivo en los años de la expansión de la agricultura supuso una correlación con una era de violencia nunca vista hasta aquél entonces. No todos los pueblos cazadores recolectores admitieron el cambio y aunque no es que los agricultores masacraran a los cazadores recolectores, tampoco es que los segundos emularan culturalmente a los primeros, más bien los agricultores se mezclaron con las mujeres cazadoras y sus hombres esclavizados posiblemente.
Hasta aquel momento no había necesidad de fortificarse para defenderse, para defender la tierra y la producción. Hacerlo supuso más seguridad para los que se unían y más indefensión a los que no y, por último, el precio que pagó el medio ambiente para que el hombre hiciera las tierras cultivables sobreexplotándolas y dejándolas agotadas para producir el trigo hace que pensemos que realmente el trigo era el alimento prohibido y no la manzana.
El caso del maíz es más particular aún puesto que es la planta que no existe. No puede reproducirse por sí sola, necesita la ayuda del hombre para sobrevivir y expandirse y no es una especie original. Hay común acuerdo en la antropología, aunque no se puede demostrar fácilmente, que el maíz actual provenía de la planta Teosinte.
La mitología azteca relaciona el maíz con Quetzalcóatl que lo trajo al mundo. El dios del maíz Centéotl era apaciguado con sacrificios humanos para que las cosechas prosperaran e irónicamente pareciera que se sigue cobrando vidas en la actualidad. El maíz provoca Pelagra, una deficiencia de niacina que es la causante de que no podamos absorber calcio, hierro, yodo, numerosos minerales, vitamina c o b a nivel intestinal. Individuos más sensibles sufren el daño a más temprana edad que los que no, al igual que pasa con el gluten, puesto que, aun no teniendo una hipersensibilidad, nos afecta también pero más lentamente. El maíz también modificó el paisaje y actualmente está siendo explotado para obtener etanol al tiempo que Monsanto nos hace comer semillas modificadas en una especie de terrorismo alimenticio consentido.
Entonces, ¿fue un adelanto o un error la revolución neolítica? Hemos adelantado mucho desde aquel entonces en todos los campos del saber, pero ¿podemos afirmar que de no haber adoptado el sedentarismo nunca hubiéramos podido alcanzar a pintar la Capilla Sixtina, curar enfermedades mortales o establecer leyes? No olvidemos que muchas enfermedades nos llegaron con el sedentarismo, que nos cazadores recolectores tenían más tiempo del que pensábamos para desarrollar el arte y sus sistemas sociales han persistido hasta la actualidad en remotos grupos que han sobrevivido sin problemas hasta el día de hoy. El planeta se ha modificado hasta el punto de tener que pensar si nos durará siquiera 100 años más mientras echamos en falta multitud de especies extintas por la mano del hombre.
Podemos saber los inconvenientes que hemos tenido con la aceptación de la agricultura y la ganadería y valorar si salió más o menos caro el cambio, no podemos saber cómo nos hubieran ido las cosas de haber mantenido nuestro anterior modo de vida, pero una cosa está clara, los ¡Kung dieron una simple respuesta que no les hacía infelices.¿Por qué deberíamos hacerla (cultivar como sus vecinos) habiendo tantas nueces del mongongo en el mundo?”
                Sonia Hidalgo

Referencias

La realidad acolchada

Érase una vez unos jóvenes futbolistas que se adentraron en una cueva en la que solían  realizar  ritos de iniciación y pasar el tiempo explorándola. La mala suerte quiso que el camino hacia el interior de la misma se inundara y quedaran atrapados por 15 días hasta que fueron rescatados por un equipo internacional de profesionales buceadores. A grandes rasgos esta historia tiene todo lo que necesitamos para atraparnos en la narrativa de los hechos, cuenta incluso con un momento trágico cuando muere uno de los rescatadores o fallece el padre del coordinador del rescate justo cuando todo termina. Si no fuera porque es real parecería un guión de una película de Hollywood y, quizá incluso -sí, muy probablemente- veremos esta historia en los mejores cines. Sin embargo, parece  desmesurado del seguimiento de la noticia a nivel mundial y hace pensar si no estaremos frente a una cortina de humo que vemos ondear como si un viento invisible la moviera distrayéndonos de algo a lo  que deberíamos prestar atención.

Todo ocurría un 23 de junio, cuando unos chicos del equipo los jabalíes salvajes antes de llegar a casa y celebrar el cumpleaños de uno de ellos, Peerapat “Nigth” Sompiangiai se pasaron por Tham Luang, cueva a la que solían acudir para realizar ciertos ritos de paso como todos hemos hecho en nuestra niñez y adolescencia. Pero la cueva en tiempos del monzón se vuelve peligrosa por las inundaciones fruto de las fuertes lluvias. Al ver que los muchachos no volvían a casa, sus padres fueron a la cueva donde encontraron sus bicicletas dando así la voz de alarma y comenzando un rescate muy dificultoso que ha tenido un seguimiento global.
La operación de rescate reunió a fuerzas de élite de la Marina Tailandesa, la policía nacional y otros equipos de rescate además de multitud de voluntarios. Sin duda el seguimiento de la notica ha llegado incluso a aburrirnos – eso sí, cuando ya sabíamos que el desenlace iba a ser feliz- y ya no nos ha hecho tanta ilusión saber del dato. Pero reflexionando un poco podemos preguntarnos. ¿Qué tiene este caso que lo hace tan atractivo a los medios de comunicación? Quizá la pregunta se puede contestar precisamente con todo lo contrario ¿Qué hace a otros casos no serlo?

Turismo sexual

Tailandia es un referente mundial del turismo sexual, ese mismo país donde 12 chicos futbolistas como lo puedan ser doce chicos de cualquiera de nuestros pueblos, ciudades o países, acaparó por dos semanas toda la atención mediática mundial. Mientras el rescate ocurría no se rescataba a ningún niño o niña de las redes de trata que se desarrollan con toda seguridad no muy lejos de la cueva famosa- al menos no es algo que se nos haya contado-. El año pasado sí se rescató a una joven obligada a prostituirse desde los doce años. Esto derivó en una investigación que terminaría con una redada en el famoso burdel Victoria Secret  y la huída de su propietario Kampol Wirathepsuporn Lo más curioso de todo esto, es  la caída en bolsa de diversas empresas tras la redada.
Kampol tenía acciones en todas las empresas que estaban cayendo en bolsa, desde constructoras hasta medios de comunicación. La bolsa de Bangkok es un lavadero de dinero procedente de la trata entre otras actividades delictivas y no es algo desconocido para las autoridades.
Como en Tailandia, en Filipinas y en otros países no solo del sureste asiático, la trata de seres humanos para diversos fines mueve mucho dinero y son muchos los niños que están cautivos en ellas.

Desplazados

Hace un año en este mes de agosto que comenzó el drama de los rohingya. ¿Comenzó? No, esta etnia musulmana que ha vivido en Myanmar por siglos y desde 1982 no son considerados ciudadanos del país, es la etnia más perseguida del mundo. Más de la mitad de los desplazados son niños y muchos de ellos huérfanos. Durante su huída han perdido a la mayor parte de su familia y ahora malviven en campos de refugiados inundados por las mismas lluvias que amenazaban el rescate de los niños tailandeses. Los refugiados rohingyas no pueden cocinar si la leña que recogen está mojada, si es que hay algo que cocinar. Tampoco se han rescatado niños aquí.
Miles de niños sirios han desaparecido una vez han pisado -si es que lo han conseguido y no han muerto ahogados en el mar- suelo europeo víctimas de las redes de pederastia. Nos impactó la imagen de Aylan Kurdi, dio la vuelta al mundo, pero desde que murió en 2015 más de 12.000 personas se han ahogado intentando huir de los conflictos que atenazan sus lugares de origen. Gran parte de ellos son niños.
Son niños de Siria, Libia, Somalia, República Democrática del Congo, Irak, Afganistán, una lista de países que podemos engrosar más si quereos pero que no creo necesario. Ellos también necesitan ser rescatados. Pero ellos pertenecen a “otra categoría” de personas. Como lo son los niños retenidos en Estados Unidos por las políticas migratorias de Trump, o los niños palestinos encarcelados en Israel.
Podríamos seguir enumerando conflictos, situaciones de diversa envergadura donde los niños estarían en peligro y fuera necesario rescatarlos. Desde grandes volúmenes de niños hasta pequeños grupos concretos en situaciones muy específicas. Pero no sería correcto decir que en todos estos contextos enumerados no se realizan actividades de rescate, claro que se dan, pero de una manera bastante diferente. El tratamiento tanto político como mediáticodifiere de nuestro caso de partida y son varias sus causas, como es lógico ante situaciones globales concatenadas por hilos en ocasiones difíciles de ver, no obstante, este artículo trata de algo más “sencillo” de ver. No pretende desentrañar múltiples aspectos de las leyes migratorias, el poder de la información, la creación de esa “realidad” donde nos movemos como si tuviera pretensiones orwellianas o huxlerianas, solo pretende que prestemos un poco de atención a lo que vemos, oímos y a veces escuchamos- solo a veces porque parece que escuchar ya no esté de moda-.
Unos 15 días antes de que los niños tailandeses se quedaran atrapados en Tham Luang, se rescataban ante las costas de Libia a 629 personas, 123 eran niños y 7, mujeres embarazadas. El rescate lo realizó el barco Aquarius de la ONG SOS Mediterranée. Tras la negativa de Italia a permitir el desembarco en su territorio, el barco se dirigió hacia Valencia.
España acogía a los rescatados en un acto loable que hay que reconocer que no deberíamos ver como excepcional sino como lógico. Este rescate, ha removido la caja de pandora en la que se ha convertido la política migratoria europea y en consecuencia internacional. La situación concomitante política española en ese momento de cambio de gobierno, lleva a una parte de la sociedad a pensar en la medida como “oportunista” del nuevo ejecutivo, en cualquier caso no hay que empañar un gesto imitable por el resto de países y otorgarle por tanto la honorabilidad que trasmite.
Pero una vez en tierra ¿qué hay que hacer?. Una pregunta sencilla cargada de dificultad de análisis y resultados no solo a nivel social o político, también jurídico. De hecho el primer jurista europeo que ya comprendió la necesidad de análisis de los movimientos migratorios a nivel jurídico no nació en el siglo XX, ni siquiera en el XIX lo hizo en 1495 y se llamó Domingo de Soto(1).
¿Tuvo seguimiento mediático el desembarco del Aquarius? por supuesto, al igual que las consecuencias políticas que conllevó – ya sean más o menos resolutivas y estemos de acuerdo o no con ellas-. ¿Pero qué seguimiento en medios de comunicación tuvo comparado con lo que supuso el rescate en Tailandia? Bastante inferior. Sin embargo, es un tema acuciante, algo que hay que acometer más pronto que tarde, una patata caliente que hay que enfriar y procesar y no pasarla de mano en mano. ¿Acaso no tenemos una opinión al respecto, no creemos que se debería hacer tal o cual cosa? Claro que sí, pero nos han vuelto muy “perezosos”- o mejor dicho no tenemos tiempo para nada-. Eso supone leer, entender, contrastar, informarse desde el medio más radical hasta el más conservador y activar algo que nos están adormeciendo, el pensamiento crítico. No se trata de una pereza a la vieja usanza, sino en una nueva forma de entender que lo que no se soluciona rápido y no requiere mucho esfuerzo deja de atraernos, aunque suponga una obligación moral.
Lo que en un principio supuso un cambio radical en la política como fue la influencia de la opinión pública informada a partir de la guerra de Vietnam, ahora parece que se utiliza para todo lo contrario. Que se nos satura de información, gran parte de ella irrelevante y nos es difícil ya comprender dónde está lo importante, por no decir el entrenamiento en la pereza tan sutil que nos están inyectando. Muchas imágenes, pocas palabras, programas de dudosa diversión, cambios rápidos y lo más importante, lo más indoloro posible.

¿Por qué relacionar estos dos casos?

El caso del Aquarius, los raptos de niños refugiados, los prostíbulos de Bangkok, las cárceles Israelíes o Sirias, las deportaciones estadounidenses, los niños soldado tienen muchas conexiones, muchos intereses, muchos hilos, algunos se dejan ver otros se intuyen; algunos ni creeríamos. La publicidad que se les dé será la justa. Evidentemente, rescatar a 12 chicos de una cueva por dificultoso que sea no es comparable a rescatar a 600.000 niños rohingyas, no seamos ingenuos a estas alturas, pero que prestemos más interés en los primeros, cuando quizá sea más importante lo segundo, tiene su por qué.
Decía Bauman que si Descartes viviera en la actualidad cambiaría “Cogito ergo sum” por “Me ven, luego existo”. Nos están enseñando a que lo que más tiempo permanece en emisión, el trending topic, los followers que un personaje posee, lo que más cobertura mediática en definitiva obtenga es lo que nos tiene que interesar. Y funciona, porque a los que controlan la información les interesa una estrategia efectiva y a los que la recibimos, permanecer en nuestra forma de vida líquida- recuperando a Bauman de nuevo- que nos permite permanecer en este continuo movimiento de aceleración de todas las esferas a las que pertenecemos.
Zygmunt Bauman consiguió retratar la sociedad moderna con el concepto “líquido” y así consiguió explicarnos cómo se han producido los cambios tan significativos en las generaciones siguientes a partir de la segunda mitad del siglo XX a raíz de cambios sustanciales en la filosofía de vida, lo ético o moral a causa de cambios sociales y políticos. Desde la educación, hasta el amor, todo es líquido, cambiante, rápido. Las relaciones de vida se basan el miedo al compromiso, a la renuncia y pretende comienzos rápidos y finales indoloros. La  renovación por encima de todo, la era del consumo, donde lo importante no es conservar sino consumir y la información también se consume, no lo olvidemos. En una realidad líquida en cualquier momento te puedes quedar atrás no puedes prestar atención a cosas que consuman mucho tu tiempo y es mejor buscar “lugares” indoloros.
Retomando el principio de todo esto, la diferencia entre el tratamiento del caso de los niños tailandeses y el de cualquier otro con niños implicados en situaciones extremas tiene mucho que ver en nuestra necesidad de distanciarnos de lo que nos puede afectar. Los niños tailandeses no nos provocarán aporofobia(2), no nos importa incluso si vienen a nuestros países a visitarnos, montaremos un circo mediático y todos querremos participar de alguna manera en el fenómeno. Tienen a sus padres, no nos tenemos que preocuparnos de ellos más allá de ver cómo iba el rescate. No precisa de mucha más atención por nuestra parte, su caso no nos perturba nos entretiene de alguna manera y tiene un final feliz. El resto de casos precisan de nuestro pensamiento crítico, de soluciones complejas, de información contrastada y de mucho dolor causado desde nuestros propios países a los de origen de los que ahora llaman a nuestras puertas. Ser insensibles al dolor físico o anatómico durante un tiempo concreto es bueno, pero no podemos anularlo para siempre porque el dolor es un aviso de que algo anda mal, con lainsensibilidad moral pasa lo mismo. Las enfermedades más difíciles de tratar son aquellas que dan la cara cuando están avanzadas y no han denotado dolor alguno, y Bauman nos advertía de que con la insensibilidad moral nos pasará lo mismo. Nuestra enfermedad es la ceguera moral.

Conclusión

No concebimos nada que no pueda ser consumido, quizá por ello un rescate con un principio un nudo y un desenlace, que termina como si de una película se tratara nos llega más que la tragedia de otros niños en el Mediterráneo por ejemplo. La historia se desarrolla en 15 días, algo más que interesante para una sociedad incapaz de mantener la atención sobre alguna cosa demasiado tiempo. Es algo que se ha presentado en una pantalla, que nos ha removido la conciencia durante el tiempo justo en el que somos capaces de mantener la atención sobre algo por muy vital que sea y cada uno ha seguido con su vida, esperando otro reality que nos entretenga.
Y también eso es algo más que premeditado, el consumo televisivo de reality donde la “realidad” es aséptica, es controlada y delimitada en base a la reacción del público que lo ve. Todo está manipulado para pensar que es esa la realidad y no otra porque en el fondo aunque no lo pensemos, de manera subliminal se nos va moldeando la apreciación de lo importante, de lo necesario.
Ya se ha oído que se sacará alguna película sobre lo acontecido, eso sí, con el filtro específico que elimine el sentimiento real de los niños, el sufrimiento o la debilidad humana. Se erigirá un líder, el chico más callado que se elevará cuando la situación sea muy trágica y dará fuerzas a sus compañeros que terminarán aceptándolo. Demostrando una vez más un producto donde los chicos marginados al final son los que ganan, y sin embargo nos cansamos de ver que esos chicos en la vida cotidiana sufren tanto que se suicidan, o cogen un arma y matan a sus compañeros. Chomsky nos advierte de la manipulación que sufrimos y popularizó las “10 estrategias de manipulación mediática” de Sylvain Timsit, quizá deberíamos echarles un vistazo de cuando en cuando para no perder la perspectiva.

Referencias

(1) Deliberación de la causa de los pobres (1545)
(2) La aporofobia es un neologismo acuñado por la filósofa Adela Cortina y que da nombre al rechazo, miedo o aversión a los pobres. Fue elegida palabra del año 2017 por la Fundación del Español Urgente.