domingo, 6 de septiembre de 2015

Mirar sin ver.





¡Ojos que a la luz se abrieron
un día para, después,
ciegos tornar a la tierra,
hartos de mirar sin ver!
A.      Machado







Estamos asistiendo a una de las mayores crisis migratorias  de la historia de la humanidad. Desde hace 5 años, el conflicto de Siria ha acabado con la vida de más de 230.000 personas  según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, Osdh. La población se ha visto obligada a huir del país buscando un futuro que no es posible en Siria. La mayoría de refugiados se encuentran en los países limítrofes, pero  otros, en una proporción muy inferior, llegan a Europa. La muerte del niño Aylan Kurdis ha “removido conciencias”, pero a pesar de lo desgarradora de la imagen de su muerte, necesitamos hacer un análisis de lo que estamos “viendo” o de lo contrario solo estaremos mirando.


La guerra en Siria mostró cómo un país que había estado en una oscuridad informativa casi total, se convertía en el mayor productor de información sobre los terribles acontecimientos que se estaban desarrollando desde que en 2011 se produjera el levantamiento popular contra el gobierno de Bashar al-Asad. Se levantó en YouTube la prohibición de difundir imágenes violentas para constatar el momento histórico que se estaba viviendo, sin embargo, no se hizo nada en aquel comienzo  como nada se hace ahora. Si la imagen de Kim Phuc[1] ayudó a que finalizara la guerra de Vietnam, la del niño Hamza al-Khatib, torturado y asesinado bajo custodia policial en Daraa en 2011, no sirvió para que el mundo entendiera la necesidad de detener el régimen de Asad. Hemos llegado a un volumen tal de información que lo importante se pierde entre miles de contenidos de todo tipo carente de análisis, debate o finalidad crítica. Y por otro lado, de una foto a la otra, ha pasado mucho tiempo en el que la población humana ha sido expuesta a sobrecogedoras imágenes modificando su tolerancia al sufrimiento.



No vemos todo el mundo que nos rodea. Lo que no está a nuestra vista inmediata lo conocemos a través de los medios de comunicación. El mundo que hay más allá de nuestra casa, de nuestra ciudad, de nuestra región, allí donde no estamos para conocerlo con nuestros propios ojos y percibirlo tal y como nuestra mente lo podría concebir -con su análisis pormenorizado o simple según nuestro intelecto- está el fino ojo de cristal de un medio comunicativo. Internet, radio, prensa escrita, televisión nos “muestran” el mundo, pero no el mundo que es o que pueda ser y ese es el error que cometemos. Pensamos que lo que nos enseñan es, que lo que leemos es, que lo que escuchamos es. Lo que nos debaten en largos programas de televisión es y lo que debemos pensar sobre ello, sin darnos cuenta, se asienta en nuestra mente de sutil manera. Los medios de comunicación tienen un gran poder.
Si bien podemos pensar que Internet es una plataforma donde no solo nos llega información de medios profesionalizados con intereses económicos que manejan la información según necesitan, también es lugar para que cualquiera sea productor, además de consumidor de información, y es aquí donde podemos encontrar un atisbo de libertad. En medios como la televisión, hegemónico poder comunicativo, los intereses de las corporaciones empresariales a las que pertenecen las distintas cadenas establecen lo que es importante, real y trascendente descartando, ocultando o manipulando el resto de información que no entra a formar parte de sus estándares de producción informativa, pero, ¿cómo pueden los medios de comunicación manejar un volumen de receptores tan grande?
Partimos de un concepto muy arraigado entre nosotros, Aldea Global. Este término atribuido a McLuhan, hace referencia a la interconectividad humana a nivel mundial, a través de los medios de comunicación. La velocidad de las comunicaciones es lo que provoca una transformación de la sociedad que terminaría transformándose en una aldea. Esto es: cada individuo conocería a otro en cualquier parte del mundo, interrelacionando con él a tiempo real. El mundo se transformaría en un lugar donde todos ven a todos y saben de todos.



Esto provoca una homogeneización de las sociedades. Todas siguen o pretenden seguir un modelo social y cultural predominante, transformándose en procesos evolutivos de sociedades al servicio de un modelo económico que se disfraza de identidad social. El concepto de “Sociedad Mundo” encierra una homogeneización política y económica. Donde vemos libertad de información, en realidad lo que debemos ver es un control de un país hegemónico sobre el resto de países. La información no es igualitaria, unos medios tienen un poder mayor que otros, y estos últimos suelen reproducir el mensaje que los primeros ofrecen para seguir obteniendo beneficios económicos.
Pero siguiendo a Bordieu en Pensamiento y Acción, ¿qué es lo que realmente está en su poder? Entre las cosas que dependen de ellos figura el manejo de las palabras ya que a través de ellas producen ciertos efectos y ejercen una violencia simbólica. Por lo tanto, controlando el uso de las palabras pueden limitar los efectos de dicha violencia que imponen volens nolens (queriendo, no queriendo). Se trata de una violencia que se lleva a cabo en y por el desconocimiento, que se ejerce tanto mejor cuanto menos se enteren de ello el ejecutor y la víctima. Un ejemplo, en palabras de Robyn Quin, los estereotipos se crean como repuesta a una amenaza percibida por lo menos contra el grupo dominante social. Un estereotipo se crea cuando una serie limitada de símbolos se representa repetidamente como algo típico del grupo, son creados por los grupos de poder para desacreditar otros grupos y sacar beneficio de ello y están cimentados en características reales pero negativizadas. Las características de un estereotipo son elegidas de entre una lista de posibilidades y la veracidad o falsedad del estereotipo radica en la distorsión que resulta al seleccionar determinados rasgos y no otros.


Si no podemos ocultar algo, al menos podemos destacar sus características negativas para que sea rechazado, manipulando así la idea que sobre ello podríamos tener si tuviéramos acceso a todas las nociones que caracterizan ese algo. O al contrario, en una acción completa, solo destacar aquello que nos favorece dejando de lado lo que no lo hace. No se miente, pero al ocultar parte de la información estamos manipulando a nuestro receptor. Si tomamos de nuevo el conflicto sirio, Alemania, después de varios episodios xenófobos o insolidarios, deroga el acuerdo de Dublín por el que se reenvía a los peticionarios de asilo a los países por donde entraron a la Unión Europea y aceptando la entrada al país de 800.000 refugiados, el 1% de su población total. Sin duda un gran gesto solidario, pero días después, Merkel y Hollande se reunieron en Berlín insistiendo en la necesidad de la apertura inmediata de centros de acogida para refugiados en Italia y Grecia, para que puedan ser registrados según las medidas que estipula el protocolo de Dublín. También hay que detallar que esta derogación del protocolo de Dublín solo lo hace para los refugiados sirios, pero para ninguna otra persona que provenga de otro país en conflicto.

Volviendo a la aldea global de McLuhan, la interconectividad del mundo a través de vías de información va acompañada del control de la información que recorre esas vías. Lo que conocemos no es baladí, y sí fruto de un largo proceso de adoctrinamiento. Somos testigos de muertes en directo sin que ello produzca ninguna consecuencia sobre las circunstancias que las provocan. La muerte del niño Aylan no es la primera de un inmigrante en las costas del Mediterráneo, ni siquiera la de un niño sirio ahogado intentando cruzar de Turquía a Grecia. Qué hace que sea esta “la imagen” y no la de otro niño, por qué es más importante esta que la del camión con 71 muertos, entre ellos 4 niños. En realidad no lo es, ninguna muerte es más importante que otra, solo que en esta ocasión tiene un nombre y una historia que contar.
Las imágenes no son solo imágenes sin más, llevan consigo una información que ofrecernos, sin embargo, somos víctimas de un largo proceso de deshumanización y nos hemos acostumbrado a ver niños mutilados, mujeres asesinadas, ciudades arrasadas sin, por desgracia, inmutarnos. Nos hemos acostumbrado a ver el horror como algo cotidiano y normal. Por supuesto que hay mucha gente que sigue horrorizándose al verlas y lo que es mejor, gente que tras verlas hace algo desde su pequeño lugar en el mundo para remediarlo, que es lo importante. Pero por lo general, exclamamos una palabra de desagrado, tristeza, rabia, desolación que ya empiezan a sonar huecas y sin sentido.




En el caso de Aylan, este niño tiene un nombre, una historia y en un principio, como podría haber ocurrido con su compatriota Hamza al-Khatib, puede cambiar el curso de los acontecimientos como ocurrió con Kim Phuc o por el contrario, convertirse en una historia triste que servirá para que muchos medios de comunicación escriban el momento más conmovedor, hagan la foto más desgarradora o nos cuenten la vida de su familia antes y después de la guerra: otro producto televisivo más.

Porque eso es lo que hace la televisión como nos decía Foucault. Puede que creamos que hay muchas cadenas de televisión, pero todas repiten un mismo producto televisivo. Una serie policiaca, un debate político, un programa del corazón. Una de esas cadenas elabora un programa determinado y el resto hace propuestas similares con distinto nombre y así, la oferta se homogeniza en un trasfondo de gran concentración de grupos de comunicación. Si las primeras imágenes de Siria llenas de muerte y destrucción, que traspasaron una línea roja sobre lo que es o no emisible terminaron por rodar por la red sin un debate crítico de la situación, la historia de Aylan puede correr la misma suerte.


Huxley en Un mundo feliz, nos mostraba como John se refugiaba en un faro cuando no le permiten vivir en una isla con Helmholtz, azotándose y privándose de comida para limpiarse de los horrores de la civilización y cómo al ser descubierto por unos periodistas, se graba su autoprivación haciéndose una película de ella. La insensibilización al sufrimiento humano hizo que la gente viera emocionante que un hombre se azotara. No dejemos que nos insensibilicen a nosotros también.

El mundo al que estamos abocados en una mezcla entre el que creó Huxley, donde la información es tan masiva que nos reduce a espectadores pasivos con preocupaciones triviales, consumistas  y superficiales, y la de Orwell, donde la información es procesada previo visionado, recortando y censurando lo que les interesa.  No obstante, parece que Postman tenía razón y terminará triunfando la visión de Huxley.



Nosotros creamos la sociedad en la que vivimos. Unos aportan más que otros, otros simplemente se dejan llevar por lo que les dicen, y eso también es crear sociedad. Toda sociedad busca la supervivencia en sus modos y costumbres, pero modificarlas no es acabar con ella, sino una ocasión para mejorarla. Ninguna sociedad es perfecta ni debe ser homogénea, porque la homogeneidad siempre obedece a un criterio concreto-raza, religión, economía, política-  y solo será válido el criterio que decida un sector social. Si aprendemos a ver además de mirar, tendremos la posibilidad de decir cómo queremos que sea nuestra sociedad, analizarlo y ponerlo en práctica.

                Sonia Hidalgo



Referencias
McLuhan,M. Y Powers, B. R. (1989/1985). La aldea global. Transformaciones en la vida de los medios de comunicación mundiales en el siglo XXI. Barcelona. Gedisa
Bordieu, P (2002) Pensamiento y Acción. Buenos Aires. Libros del Zorzal
Huxley A. (2000  ) Un mundo feliz. Barcelona. Plaza y Janés, DeBolsillo
Orwell, G. (2007) 1984. Espasa
Convención sobre el estatuto de los refugiados
Siria y las líneas rojas
La avalancha de refugiados saca lo mejor y lo peor de Alemania
Alemania facilita la llegada de refugiados sirios a su territorio
Imágenes









[1] El 8 de junio de 1072, Kim Pbuc fue víctima de un ataque por Napalm por parte de las fuerzas estadounidenses. Salió corriendo de la población quitándose las ropas quemadas. En ese momento, Nick Ut inmortalizó el momento considerándose esa fotografía como lo que provocó el fin de la guerra aunque la retirada de las tropas ya estaba avanzada.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

American Horror Story: Otra forma de contar la historia oscura de un país.

“En ciencia hay que estar siempre atentos al hecho de que existen velos humanos que ocultan la oscuridad abismal de lo desconocido. “
Karl Gustav Jung
“Loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo, todo menos la razón”
Gilbert Keith Chesterton
American Horror Story es una serie de terror sobrenatural de la cadena norteamericana FX, que consta de 5 temporadas, la última en producción, y que tuvo su aparición el 5 de octubre de 2011. De la mano de sus productores Ryan Murphy (Glee) y Brad Falchuk (Nip/Tuck), nos adentramos en cinco miniseries con una trama, contexto, ambientación y personajes distintos: Murder House, Asylum, Coven, Freak Show, Hotel. Todas ellas tienen en común el planteamiento de una historia oculta que también forma parte de la vida estadounidense, entremezclando a la trama principal, otras que nos van desgranando distintos “horrores” cotidianos que conviven con la realidad aparente. Desde la adolescencia violenta con acceso a armas de fuego, hasta el segregacionismo más activo de los años 60, desde el sadismo amparado por la práctica de la esclavitud en el Orleans de finales del XIX, hasta la caza de brujas, la discriminación hacia las deformidades o la experimentación médica. Se mezclan así conceptualizaciones reales con otras no tan demostradas o fantásticas.
Aunque cada temporada tiene un análisis interesante, nos fijaremos en la segunda temporada. American Horror Story: Asylum.
En esta ocasión, la historia tendrá ubicación en un manicomio católico de los años 60 donde se recluirá a todo tipo de personas, en ocasiones por motivos que actualmente son impensables.
¿Quién es quién?
Conozcamos a los personajes más relevantes de la serie, mediante esta exposición extraída de Sensacine([1]).
"Sarah Paulson: Es Lana Winters, una periodista que vive en pareja junto a su novia Wendy (Clea Duvall). Acude hasta la institución mental Briarcliff para hacer un reportaje sobre su deliciosa pastelería, aunque allí se encuentra con la posibilidad de realizar un reportaje aún mejor: la llegada de un interno acusado de unos horribles crímenes. Las ansias de saber y su desobediencia a la hora de pulular por el centro acaban acarreándole verdaderos problemas.
Lily Rabe: Se mete en la piel de la hermana Mary Eunice, una de las trabajadoras de la institución mental. Tímida y de poco carácter, siente verdadero respeto y temor por su jefa, la hermana Jude (Jessica Lange). Sin embargo, también es la ayudante del Dr. Arden (James Cromwell) en sus experimentos y sus tramas están relacionadas con las extrañas criaturas que habitan en el bosque.
Jessica Lange: Es la hermana Jude, la monja a cargo del Briarcliff Manor. Fría y cruel, utiliza unas metodologías poco ortodoxas y siembra el miedo entre los trabajadores y pacientes del centro. A pesar de su condición de monja, Jude tiene fantasías íntimas con el Monseñor Timothy Howard, su superior.
Evan Peters: Encarna a Kit Walker, un joven acusado de haber asesinado a sangre fría a un grupo de personas, entre ellas a su amada novia Alma (Britne Olford). Su llegada al Briarcliff bajo el apodo de “Bloody Face” (cara sangrienta) causa una gran expectación entre el resto de los internos, sobre todo a Shelley (Chloe Sevigny), que se muere por llevárselo a la cama.
Chloë Sevigny : Es Shelley, una de las internas de Briarcliff Manor. El motivo por el que está interna es su ninfomanía, que la lleva a querer practicar sexo constantemente. Además de querer dar una cálida bienvenida a Kit (Evan Peters), la chica tiene revolucionados a los hombres del centro con su actitud siempre seductora.
Lissie Brocheré: Es Grace, paciente del psiquiátrico regentado por la hermana Jude (Jessica Lange). Es una de las internas que más tiempo lleva encerrada en el centro, donde reside desde antes de convertirse en una mujer. Desde la llegada de Kit (Evan Peters) al Briarcliff Manor confía en la inocencia del chico y aumentan sus esperanzas de escapar de allí algún día.
Joseph Fiennes: Encarna al Monseñor Timothy Howard, el verdadero líder de Briarcliff. Tiene la creencia de que la religión puede purgar los demonios de las almas torturadas, llegando incluso a practicar exorcismos. Además, es el único al que la hermana Jude (Jessica Lange) no puede pasar por encima ya que, además de ser su superior, está secretamente enamorada de él.
James Cromwell: Es el escalofriante Dr. Arden, un científico que acostumbra a llevar a cabo sus experimentos con seres humanos como cobaya… Y en Briarcliff lo tiene fácil gracias a la gran cantidad de pacientes sin una familia que se preocupe por ellos. Su gran enemiga es la hermana Jude (Jessica Lange), cuyas ansias por controlarlo absolutamente todo chocan inevitablemente con la sed de poder del doctor. Sin embargo, con la hermana Eunice (Lily Rabe) todo es diferente y Arthur siente auténtica veneración por ella.
Zachary Quinto: Dr. Oliver Thredson, el psiquiatra de Briarcliff. Chocará a menudo con la hermana Jude a causa de su poco aprecio por la religión y por la incapacidad de creer en nada que la ciencia no pueda explicar.
Clea Duvall: Es Wendy, la novia de Lana Winters (Sarah Paulson), junto a la que vive desde hace años. Se gana la vida como profesora en una escuela y, tras una desagradable visita de la hermana Jude (Jessica Lange), se acaba convirtiendo en víctima de su condición sexual.
Britne Oldford: Interpreta a Alma, la mujer de Kit (Evan Peters) a pesar de que en 1964 en muchos estados se consideraba ilegal el matrimonio entre razas. La pareja es pura pasión pero, en el primer episodio, Kit es acusado del asesinato de tres mujeres, incluida su propia esposa.
Naomi Brossman: Interpreta a Pepper, una de las internas en Briarcliff que no se encuentra allí para rehabilitarse, sino para siempre. Aunque parece inofensiva y simpática, está allí por haber ahogado a un bebé y haberle cortado las orejas."
IMAGEN 1
En la serie se tratan temas interesantes como los matrimonios interraciales, posesiones demoníacas, la cultura americana de la abducción extraterrestre, la homosexualidad, pero el que más sobresale de todos es la vida dentro de una institución mental en los años 60 y será en la que incidamos aunque se hagan incursiones en el resto de temas, algunos más presentes que otros en la trama.
American Horror Story: Asylum, en adelante AHS Asylum, comienza con la visita de dos recién casados a una antigua institución mental abandonada, donde estuvo interno un asesino en serie llamado “Cara Cortada”. Esta visita nos pone en contacto con el pasado, cuando bajo la dirección de la hermana Jude, el Manicomio Católico Briarcliff albergaba a enfermos mentales que habían cometido delitos contra la sociedad.
Una institución mental, tiene como fin el tratamiento terapéutico de las personas que sufren alteraciones psiquiátricas, que les llevan a cometer actos peligrosos para su integridad física y mental y la de otros. Aunque esta máxima estuviera presente en instituciones mentales del pasado, lo que constituía una enfermedad o trastorno mental entonces y lo que constituye ahora, puede distar de forma extraordinaria de igual forma que lo hacen los métodos terapéuticos que se utilizaron antiguamente y que más se asemejan a métodos de tortura que ha intentos de sanación. Tampoco olvidemos que en antropología, el concepto de enfermedad es muy amplio, tanto como denominaciones, consideraciones y derivaciones tiene en cada cultura.
El Manicomio Católico Briarcliff se construye a principios del siglo XX como hospital para tuberculosos, reconvirtiéndose en manicomio católico durante los años 60. Como en la vida real, recluía tanto a personas que cometían asesinatos de tal carácter que eran considerados como dementes, como actos inmorales que tachaban a los individuos como personas con conductas desviadas. En este grupo entraba cualquier tendencia sexual que no se ajustara a la norma moral heterosexual, matrimonial, patriarcal, o comportamientos sociales que distaban del código normativo social y religioso y que no permitían un control sobre la persona. Como ocurre en casos reales de instituciones mentales del pasado, todos terminaban cosificándose, dejando su estatus de persona para no recuperarlo jamás. Los abusos que se llegaron a realizar en estos lugares fueron tan brutales, que no haría falta que se tratara de ninguna serie de terror para provocarnos verdadero horror.
En la serie, se plasman estos abusos por dos vertientes. La religiosa de manos de la hermana Jude, con castigos que pretendían encauzar a la persona por los correctos caminos de Dios, y la científica, de manos del doctor Arden, un personaje oscuro proveniente de la Alemania nazi que encuentra en Briarcliff el lugar ideal para experimentar con los pacientes con total impunidad. Ambos personajes son poseedores de personalidades alejadas de lo que ellos consideran virtud, pero que no dudan en reprobar en otros con diferente metodología.
La dinámica de castigos que vemos en la serie, no es más que el reflejo de la historia de las propias instituciones mentales. Finalizando la Edad Media, era habitual dejar a los locos en una embarcación a su suerte sin rumbo fijado y no será hasta el siglo XV cuando se creará el Hospital de Ignoscents, Folls e Orats en Valencia. Desde el siglo XVII hasta entrado el XIX resultan una herramienta de higiene social, donde controlar aquellos elementos que suponían un peligro proveniente de la enfermedad para la sociedad. En 1656 aparece el primer centro de este tipo en París, pero recordaremos el famoso hospital londinense de Bethlehem en donde los internos que sobrevivían a las terroríficas condiciones de vida eran expuestos a los ciudadanos que pagaban una entrada para verlos-no podemos evitar recordar el fenómeno colonial de Zoo Humano-.La psiquiatría se dedicaba entonces a catalogar peligros sociales como enfermedades. Se cataloga una normalidad a la cual hay que ajustarse y aquellos que no lo hacen, por la razón que sea, son susceptibles de corrección. Este tipo de prácticas de control social, han sido utilizadas por estados autoritarios para el control de la población, catalogándolas de enfermas en muchos casos cuando suponían una sublevación del orden establecido. La Unión Soviética utilizó la psiquiatría represiva para desacreditar a presos políticos a los que terminaban por convertir en despojos humanos en los hospitales psiquiátricos llamados psikhushka. Estos sistemas de control, son bien definidos por Michael Foucault en “Vigilar y castigar”, “Estrategias de Poder” y más concretamente en “Los Anormales”. Para Foucault, el ejercicio del poder tiene una doble función: anátomo-política del cuerpo, que busca la docilidad política y la utilidad económica y por otro lado biopolítica de la población, en donde se controlan los procesos propios de la especie humana: nacimiento, migración, muerte, reproducción etc. Disciplinar el cuerpo y regular la población serán fundamentales para ejercer poder sobre la vida.
IMAGEN 2
Aunque se haya avanzado notablemente en mejorar las condiciones de estos lugares, modificando además la idea social del enfermo mental, tenemos casos recientes de verdaderos morideros. Es interesante conocer el trabajo de Raymon Depardon sobre la institución italiana de San Clemente en Venecia. Depardon realizó un documental con la ayuda de Franco Basaglia, director de la institución y activista contra este tipo de instituciones. En este documental, se muestran las condiciones de vida que soportaban los internos y que podemos completar con una serie fotográfica publicada en Magnum Photos([2]). Basaglia fue uno de los impulsores de la ley italiana 180 de 1978 que prohíbe el internamiento de personas contra su voluntad.
Briarcliff es un lugar imaginario donde se suceden atrocidades contra la humanidad, pero basado en un lugar real, Willowbrook School. Esta escuela se idea en 1938 como escuela para niños con retraso mental, pero se abre como hospital para las fuerzas armadas con el nombre Halloran General en 1942. En el 47 se convierte en Escuela Estatal de Willowbrook. Conocida como parte de la historia negra de América por sus abusos y experimentos, fue de manos de Gerardo Rivera que se conoció lo que allí ocurría a través de una serie de programas de televisión en 1972. Originalmente pensada para 2000 niños llegó a hacinar hasta 5000. Se archivó el pleito que se abrió entonces contra el estado de Nueva York y no sería hasta el 17 de septiembre de 1987, que saliera el último niño de aquel lugar.
Como hemos dicho, este tipo de instituciones han supuesto lugares de control social. Si bien la psiquiatría es una rama de la medicina, no es así como nació. Internar a una persona en una institución es privarla de su libertad. Por ello, la psiquiatría empezaría como instrumento de higiene y control social. Las razones por las que se internaba a la gente, no siempre han obedecido a un criterio psiquiátrico, o de hacerlo no siempre acertado David Rosenhan, es el autor de un esclarecedor experimento([3]) que se realizó en 1969 y que demostraba que las instituciones mentales, no distinguían los cuerdos de los locos y que una vez dentro, da igual si lo estás o no, te tratarán como demente.
IMAGEN 3
 En AHS Asylum, encontraremos asesinos , pero también lesbianas o ninfómanas, con lo que podemos comprobar cómo una conducta-en este caso sexual- no ajustada a la norma, es considerada como peligrosa y merecedora de corrección al nivel de un asesino en serie. El papel de la corrección de este tipo de residentes, sin duda correrá a cargo con mayor presencia de la iglesia católica representada por la hermana Jude. En el contexto en el que se desarrolla la serie en casi su totalidad, encontramos una Norteamérica impregnada por una moral religiosa que no obstante no ha desaparecido en nuestros días. El poder económico que manejan muchos integrantes de asociaciones religiosas, fomentan el control social a través de un código moral difícilmente censurable en estados Unidos como es La Biblia. No nos sorprende por lo tanto, que cuando la periodista Lana Winters (Sarah Paulson) es descubierta intentando hacer un reportaje sobre “Cara Sangrienta”, pueda ser institucionalizada justificándolo en base a su homosexualidad. Será su propia pareja, Wendy (Clea Duvall) la que la denuncie bajo las amenazas de la hermana Jude de descubrir su secreto destrozando así su carrera como maestra.
Por otro lado, encontramos un conflicto harto conocido, Religión y Ciencia. En la serie, ambos estamentos pugnan por el control del lugar ejerciendo sobre los residentes diferentes, métodos represores para demostrar el poder que son capaces de desarrollar. Mientras la hermana Jude aplica sus correctivos a los internos que son merecedores de su interés, el doctor Oliver Thredson (Zachary Quinto) pondrá el toque científico racional a las situaciones que los enfrentan. Pero la rivalidad más manifiesta es la que presentan la hermana Jude y el doctor Arden.
El doctor Arden realiza sobre los internos experimentos científicos herencia de su pasado nazi. La realidad nos ha mostrado el uso y abuso de técnicas médicas invasivas e innecesarias en muchas ocasiones como es el caso de la lobotomía.
La lobotomía consiste en la extirpación de parte de un lóbulo cerebral y que tuvo su origen en los experimento de Friederich Golz con perros entre 1890 y 1900. Con ello se trataba de hacer más dóciles a los animales. Años después Egas Moniz, trasladó la técnica a humanos en 1936 lo que le supuso el nobel de medicina. Walter Freeman estandarizó la técnica mediante un picahielos modificado en Estados Unidos. Desde los años 30 a los 70 en los que se controló estrictamente esta práctica, se lobotomizaron a 100.000 personas en todo el mundo. En un lugar como un manicomio, donde ya la persona ha perdido la condición de tal, se ha alienado del mundo social y no tiene perspectivas de librarse de tal situación, una técnica de esta magnitud destructiva supone una verdadera máquina de destrucción humana.
Este tipo de prácticas de la psiquiatría, junto con otras como el electroshock, dieron origen a un movimiento sociopolítico de larga trayectoria formado por representantes de diversas disciplinas que van desde la Antropología hasta la propia Medicina y el Psicoanálisis que se denomina Antipsiquiatría ([4])
IMAGEN 4
El doctor Arden, es un personaje ficticio pero tiene su representación en la realidad. Con el nombre de Operación Paperclip, Estados Unidos reclutó alrededor de 1600 científicos nazis. No fue el único que lo hizo pero, en su caso, los cubrió de honores y responsabilidades. En la serie se hace un guiño a esa doble moral estadounidense, que clasifica los comportamientos sociales de malignos o benignos, pero no duda en aparcar a un lado las mismas etiquetas cuando obtiene un beneficio de los mismos. Por encima de la hermana Jude está monseñor Timothy Howard que permitirá estas prácticas aun cuando la hermana Jude le comenta sus sospechas sobre los experimentos y el pasado nazi del doctor. Arden experimentará con los pacientes sin ningún tipo de ética que controle los experimentos que realiza sobre ellos y que los convierte en monstruos mutilados. Estos nuevos seres viven en el bosque, suponiendo una casta aún más baja que el resto de residentes de la institución. Hace una nueva clasificación intentando crear un nuevo ser modificado, pero que no alcanza el estatus social necesario para permanecer con el resto de residentes. Para deshumanizarlos aún más, los alimenta con restos humanos y desperdicios.
No hay que quedarse, no obstante, con la idea de que estas prácticas experimentales en humanos son herencia de la Alemania nazi solamente. El doctor Arden inocula una enfermedad desconocida en los residentes para ver su evolución. En la vida real, el experimento Tuskegee, considerada posiblemente la investigación biomédica más infame de Estados Unidos, experimentó con 399 hombres negros la progresión de la sífilis cuando no es tratada. El estudio que se realizó por parte de los servicios públicos de salud desde 1932 y 1972 permitió que la enfermedad fuera contagiada a las esposas e hijos de los enfermos, puesto que se trataba de no ofrecer cura a los contagiados, sino ver cómo reaccionaban a la enfermedad. Muchos fueron muriendo paulatinamente.
Por desgracia, el código Nuremberg no parecía atañer a los científicos estadounidenses que siguieron experimentando con presos, enfermos mentales, ancianos, discapacitados, marginales, inoculando toda serie de enfermedades. En San Quintín, el doctor Ll. Stanley experimentó con presos ancianos trasplantándoles testículos de animales o presos más jóvenes ejecutados para comprobar la posibilidad de devolver el vigor sexual. Nuestra Escuela de Willowbrook también fue conocida por los experimentos de la hepatitis en los cuales se les inoculaba el virus a los niños sanos que entraban. Muchos son los casos que podríamos enumerar y en todos comprobamos el valor que una vida humana tiene cuando se le relega de la sociedad por su condición sexual, edad, religión, raza, discapacidad etc.
IMAGEN 5
Como se indicó al principio, el tema del artículo versa sobre las condiciones que se daban en las instituciones mentales de los años 60, pero a lo largo del mismo, hemos podido comprobar que no se han quedado en aquel tiempo. Un informe de Human Rights Watch muestra los abusos que en la actualidad sufren las personas con discapacidad mental en Ghana, donde ser recluido en estas instituciones mentales es similar a una muerte segura. Entre 1999 y 2002, George Georgiu, fotógrafo, trabajó en Kosovo y Serbia visitando tres instituciones psiquiátricas y denunciando sus terribles condiciones de vida. Georgiu diría:
“Lo peor fue la falta total de atención y estimulación y el elevado número de personas que nunca deberían haber estado en estos lugares. Personas con discapacidades físicas, (el niño sin piernas era un huérfano víctima de un accidente de coche), personas con Síndrome de Down, una alta proporción de gitanos o niños cuya desgracia fue haber nacido en estas instituciones. Al vivir en este entorno de privaciones, con poca estimulación,  empiezan a mostrar un comportamiento de balanceo repetitivo y se autolesionan. “
AHS Asylum, es una serie de ficción, sin embargo, refleja una realidad que no es pasado por desgracia, que se sigue produciendo en diferentes partes del mundo y que deberíamos erradicar.

REFERENCIAS

Los rostros de la época más oscura de la psiquiatría
Foucault: “Los Anormales” una genealogía de lo monstruoso.
Ghana: Personas con discapacidad mental sufren graves abusos
La lobotomía o la destrucción de la personalidad I y II
Operación Paperclip: los científicos nazis reclutados por Estados Unidos
Revista de Medicina y Cine: Manicomios de cine: la representación de las instituciones mentales y sus procedimientos en la gran pantalla
 El Experimento Tuskegee
 Escuela de Willowbrook
 24 fotos que muestran los terribles manicomios de Serbia y Kosovo.
http://www.husmeandoporlared.com/2014/03/terribles-condiciones-psiquiatricos-serbia-kosovo.html
Atroces experimentos médicos realizados en Estados Unidos

PELÍCULAS

Miss Evers’ boys / El experimento Tuskegee (1997)

DOCUMENTALES

Willowbrook State School Exposed. Unbelievable.
Unforgotten: Twenty-Five Years After Willowbrook

IMÁGENES