miércoles, 30 de octubre de 2013

La socialización de la infancia y la adolescencia: Un proceso no lineal.

        La infancia y la adolescencia son periodos de la vida donde la socialización primaria y las primeras etapas de la secundaria, conforman los aspectos mentales y comportamentales del individuo que le marcarán para toda la vida. Lahire argumenta que ésto ocurre en un tiempo de socializaciones múltiples donde la familia, los amigos y la escuela, se complementan e incluso entran en conflicto como marcos de socialización. En estos contextos, en su seno, es donde se produce la socialización de niños y adolescentes.




         Por su parte, los adolescentes muestran una imagen para definirse, en contraste con otros grupos de edad “niños- mayores”, “en la onda- desfasado” etc. Pero esta imagen es solo la punta del iceberg y deja ocultos muchos aspectos que conforman la personalidad de los jóvenes. Esta imagen, hace que veamos a los chicos encapsulados en la llamada cultura juvenil, un universo complejo, cargado de imágenes de consumo cultural, mass-media, música rock y un sin fin de etiquetas que en muchas ocasiones no se ajustan a la realidad. Pero no es cierto que estos gustos provengan de los deseos y pasiones de los jóvenes exclusivamente. Son producto de una triple constricción de los campos familia, escuela y amigos. Muchas de las cosas que hacen los jóvenes son impuestas por escuela (visitas a museos, actividades deportivas…) por la familia (vacaciones, acompañamientos a los padres…) y amigos (consumos burlescos). Unos se aceptan mejor y pasan como gustos propios, otros peor y pasan como imposiciones.




        Es cierto que la familia no tiene el peso que haya podido tener en el pasado, pero sigue siendo relevante. Existe la creencia de que entre la socialización primaria realizada en la familia y la secundaria, se produce un paso lineal, donde desde la familia homogénea conformadora de los aspectos mentales y comportamentales se pasa a una socialización fuera de ella donde el individuo se resiste a las modificaciones. Esto no es cierto, pues ni la familia es homogénea, ni la transición está bien delimitada (a causa de socialización precoz por medio de guarderías o nodrizas ) ni los comportamientos se mantienen (la socialización secundaria, aunque heredera de preceptos de la primaria, tiene capacidad para la inflexión)




            Puede ser que el objetivo a observar debamos centrarlo en otro lugar. El individuo se socializa durante toda la vida, No solo los niños reciben los impactos de otros campos socializadores,
también la reciben  los padres. Si antes parecían más claros los límites entre los contextos, ahora se difuminan algo más.
Quizá el problema está en mirar la familia como una institución total de socialización (que no es), un bloque homogéneo, cuando debemos verla como un contexto heterogéneo, dinámico, abierto a los cambios sociales (no hay más que ver los cambios que el término familia ha tenido sobre todo en occidente en los últimos años) cuyas constricciones tengan ahora una naturaleza diferente a ello. 
Estos escenarios sobrepasan nuestras categorizaciones, las hacen inconsistentes y nos obligan a provocar extrañamiento continuamente para poder analizarlos en profundidad. No es posible analizar el futuro ni tan siquiera el presente con esquemas del pasado.





Bibliografía
Lahire Bernard: Infancia y adolescencia: de los tiempos de socialización sometidos a constricciones múltiples.

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