Hace aproximadamente unos 40.000 años que el Homo Sapiens salió de África en lo que
se conoce como segunda oleada, para colonizar Europa. Esta migración obedece a
la búsqueda de mejores condiciones de vida y propició que seamos la especie
que ha dominado el planeta, con una evolución extraordinaria en todos los
aspectos. Si en esa época la migración desde África a Europa significaba vida,
ahora significa muerte.
El día 11 de
octubre naufragaba una embarcación en el Canal de Sicilia con 250 personas a 70
millas de malta y 60 de Lampedusa. En esta ocasión fueron 200 los rescatados
vivos y 12 cadáveres, el resto permanece desaparecido. Datos afortunadamente
lejos de la tragedia acontecida en estas mismas aguas el día 3 de octubre,
donde murieron 328 personas entre hombres, mujeres y niños. La armada italiana
y helicópteros malteses procedieron con rapidez al rescate gracias a la intensificación
de la vigilancia de la zona tras el triste episodio que ha sido calificado por muchos
de verdadera vergüenza. A este episodio ayudó la ley Bossi-Fini (2002), nombrada así por sus promotores,
Umberto Bossi (Liga Norte) y Gianfranco Fini (Alianza Nacional), que considera la entrada
irregular como un delito y criminaliza la ayuda a
los inmigrantes, en ambos casos con penas de multa. Esta ley denigra la
vida humana, fomentan el racismo y castigan la solidaridad.
Durao Barroso,
presidente de la comisión europea ha dicho " El problema de Italia tiene
que ser percibido como un problema de toda Europa". Enrico Letta pide que
se trate el tema en el próximo Consejo de Europa del 24-25 de octubre. El
parlamento europeo ha dicho "Ante esta
problemática la U.E. debe seguir una doble estrategia: primero, asegurar
la protección temporal de estas personas y segundo, dar pasos para mejorar la
situación en sus países de orígenes"
La zona o espacio Schegen es un es un área que suprime las fronteras comunes entre
los países integrantes y establecer controles comunes en las fronteras
exteriores de esos países. En términos migratorios funciona como un solo país
Los integrantes son 22 países de
los Veintisiete (quedan fuera Reino Unido, Irlanda, Chipre, Bulgaria y Rumanía)
y tres extracomunitarios (Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein
El Acuerdo
de Schengen fue firmado en 1985 en la localidad del mismo nombre en Luxemburgo,
fronteriza con Francia y Alemania. Cinco países de la entonces Comunidad
Económica Europea (CEE) (Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo)
llegaron a un acuerdo para la supresión de fronteras comunes. El acuerdo tenía
dos objetivos: por una parte, eliminar los controles para las personas en las
fronteras interiores y definición de las fronteras exteriores comunes y, por
otra, un paquete de "medidas compensatorias" para reforzar y aumentar
las fronteras exteriores como la cooperación judicial y policial, instauración
de derechos de observación y persecución transfronteriza para las fuerzas
policiales de los Estados pertenecientes a la zona. Entre estas medidas destacan
la cooperación en materia de visados e información a través del Sistema de
Información Schengen (SIS). ( El Pais)
El manual de Derecho Europeo relacionado con el asilo, las fronteras
y la inmigración, cataloga en 20 categorías a personas de terceros países con
derechos diferentes según los vínculos con los Estados miembros de la UE. Por
lo que no todos los que entran a estos estados, tienen los mismos derechos
políticos sociales y económicos. La migración que los humanos han llevado a
cabo desde hace miles de años, ahora se convierte en un régimen discriminatorio
que encauza a las personas hacia determinadas actividades económicas con un
grado elevado de explotación y desprotección. Este tipo de políticas favorece
el tráfico de personas, que buscando eludir las restrictivas medidas de entrada
a Europa, ponen en peligro su vida. Y no solo en el mar engrosando la cuenta de
los ya conocidos como cementerios marinos. Por ejemplo en la frontera con
Marruecos, los que intentan “saltar la valla” y no lo consiguen terminan en manos de las autoridades marroquís las
cuales utilizan métodos violentos de persuasión.
Decía
François Crepeau Relator especial de Naciones Unidas sobre los derechos humanos
de los inmigrantes
"el incremento de reglas cada vez más complejas y restrictivas
sobre las condiciones de entrada, y las cada vez más estrictas políticas de
gestión de fronteras (...) se han visto acompañadas por requisitos de entrada a
la zona Schengen cada vez más estrictos. Antes de Schengen había requisitos de
entrada relativamente flexibles o programas específicos de trabajadores
invitados que permitían a migrantes de baja cualificación viajar a los Estados
miembros de la Unión Europea en busca de oportunidades, y luego podían ajustar
su estatus administrativo en consecuencia. En la actualidad, sin embargo, tales
oportunidades son muy limitadas pues el sistema Schengen exige a la mayoría de
los migrantes no europeos de baja cualificación, especialmente aquellos
provenientes de países del Sur global, la obtención de un visado para poder
entrar en la Unión Europea para buscar trabajo. Esto ha creado una realidad en
la que los migrantes de países no europeos, y en particular aquellos
procedentes de países en desarrollo sin programas de facilitación de visados
con la UE, se ven imposibilitados cada vez más para poder entrar en la UE de
manera legal con el fin de buscar trabajo en persona."
La solución no solo pasa por fomentar las
ayudas para el desarrollo a estos países, también es necesaria una revisión del
tratamiento que se hace de los inmigrantes ya en territorio europeo y que son
la base en muchas ocasiones de los conflictos de convivencia que explotan de
tanto en tanto en las noticias.
Se da la
paradoja de que el Homo Sapiens salió de lo que hoy conocemos como Eritrea, entre otros territorios. Eritrea celebró su independencia tras la cual el gobierno ha
tomado medidas extremas contra los que se aventuran en convertirse en sus
críticos tanto reales como supuestos. Por esto las cárceles del país se atestan
de presos de conciencia y políticos. No se les ha acusado de ningún delito
hasta la fecha, ni han tenido juicio alguno pudiendo permanecer en la cárcel
hasta casi 20 años. Aislados de sus familiares y abogados,, aún podemos pesar
que corren mejor suerte que los miles de desaparecidos que existen, aunque las
condiciones que sufren en las prisiones son inhumanas.
No hay prensa libre desde hace 12 años, 25%
del PIB se destina a gasto militar mientras 2/3 de la población viven por debajo
del umbral de la pobreza. El espíritu que llevó a Eritrea a la independencia
después de ser colonia italiana, protectorados británico y provincia de Etiopía,
se perdió cuando el líder de los rebeldes Issaías Afewerki,, se erigió como su
dictador. Tras la guerra que mantuvo con Etiopía entre 1998 y 2000, dejando
300.000 víctimas y que terminó con mediación de la ONU, Afewerki. se aseguró de
mantener el miedo y el odio a Etiopía. De esta manera desviaba la atención del
hambre y la pérdida de libertad.
Los eritreos huyen en busca de un país
que les acoja puesto que en el suyo solo hay hambre y armas. Es el país más
militarizado del mundo. La realidad de los eritreos pasa por una falta de
ayudas internacionales que se encuentran bloqueadas, les disparan si intentan
abandonar el país y mueren en cárceles en condiciones infrahumanas.
Tras conseguir huir de ese infierno,
pagar sumas millonarias por embarcar hacia Europa en busca de seguridad y
perspectivas de futuro, ahora deben enfrentarse a las barreras que el mundo
occidental les pone.
Amnistía internacional
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