Decía Polanyi en su obra
la Gran Transformación, que el capitalismo es el destructor de la sociedad al
destruir las relaciones no sujetas a contrato. El dinero, el trabajo y la
tierra se convierten en mercancías ficticias que basan junto a otras, el
sistema capitalista liberal. Ante esta situación, la sociedad tiene sus mecanismos
de defensa, uno de ellos es la familia. Sin embargo la institución familiar,
está sufriendo como nunca el acoso del sistema de mercado hasta casi ahogarla.
Murdock
excribía en Social Structure (1949): “la familia es primordial, pre-humana y pre-cultural” La
universalidad de la familia deriva de la universalidad de las relaciones que la
constituyen: marido-esposa (H-W), padre-hijo (F-S), padre-hija (F-D),
madre-hijo (M-S), madre-hija (M-D), hermano-hermano (B-B), hermana-hermana
(Z-Z), y hermano-hermana (B-Z)”. “Cada una de las ocho relaciones primarias
revela un carácter fundamental marcadamente similar en todas las sociedades
como consecuencia de la universalidad de las funciones básicas de la familia” Pero Goodenough,
concluyó que tal universalidad no era real y para ello expuso casos etnográficos
como las castas Nayar de la India suroccidental, las comunidades kibbutz
en Israel y la familia matrifocal en el Caribe. En estos casos no se podía aplicar el modelo de Murdock que enunciaba
como universal y por tanto que la familia nuclear no era la unidad básica de la
sociedad humana. En otras sociedades distintas a la nuestra, decía
Goodenoug que la familia era la unidad
social que se asimilaba funcionalmente a nuestra propia familia. De esta manera
el matrimonio es una transacción que establece esa unidad social.
Según esto, la variación que de la
familia podemos encontrar en las diferentes culturas pasa por un espectro de
situaciones, formaciones y relaciones que se acercan y alejan de lo que
nosotros entendemos por familia. Siguiendo a William N. Stephens podemos
definir la famlia como “Un grupo social caracterizado por una residencia común,
por la cooperación económica, y por la reproducción. Incluye a adultos de ambos
sexos, y al menos dos de ellos mantienen relaciones sexuales socialmente
sancionadas, y a uno o más hijos, propios o adoptados, de los adultos que
cohabitan sexualmente. La familia debe distinguirse del matrimonio que es un
complejo de costumbres que se centran en la relación entre una pareja de
adultos ahocicada sexualmente en el seno de la familia. El matrimonio define el
modo de establecer y determinar esta relación, el comportamiento normativo y
las obligaciones recíprocas dentro del mismo, así como las restricciones
aceptadas localmente sobre las personas
que lo integran”
Definir la familia y el matrimonio es extremadamente
difícil no obstante, y está sujeto a críticas. La definición que de la familia se de, condicionará la universalidad de la misma. La siguiente definición de contrato
matrimonial, nos dará una idea de las relaciones económicas que existen en una
familia.
Unión sexual socialmente legitimada, que se
inicia con una notificación pública, emprendida con cierta idea de permanencia,
y que se asumen con un contrato matrimonial más o menos explícito, que
determina obligaciones recíprocas entre
los cónyuges y sus futuros hijos.(…)
Obligaciones económicas recíprocas entre el
marido y la esposa: ambos cooperan en el trabajo y comparten el consumo, tienen
la propiedad en común, así, la familia es una especie de unidad de propiedad
conjunta, una pequeña corporación.
La familia supone una unidad de consumo y
producción. Esto se aprecia muy bien en el caso de la familia campesina.
Partimos de una visión del campesino como agente económico que trata de
equilibrar una dotación interior y otra exterior para mantener la familia. En
la familia campesina se ponen en marcha aspectos como producción, consumo,
matrimonio, reparto de la herencia, ideología o género.
Susan Narotzky explica cómo la casa es
unidad de producción y reproducción. La reproducción se organiza mediante la
herencia con dos momentos fundamentales, matrimonio y muerte de los padres. Aunque
la familia a lo largo y ancho del mundo pueda presentar formas diversas, existe
una base de relaciones económicas que mantiene la unidad familiar.
El mantener la unidad familiar intacta ve
un ejemplo claro en el concepto de Millora en Galicia, donde mediante esta
forma de herencia se consigue mantener la mayor parte de los bienes intactos.
Comprendiendo ahora que lo que nosotros
conocemos por familia no es compartido por todos y que sin embargo, encierra
obligaciones económicas entre otras para su mantenimiento, podemos fijar
nuestra atención en la situación actual de crisis económica.
Podemos afirmar, que en nuestra sociedad
occidental, el concepto de familia ha cambiado notablemente en los últimos años.
Si la convivencia no hace mucho comprendía no solo a la familia nuclear, sino
también a los abuelos, el sistema de mercado y la incorporación de la mujer al
mundo laboral entre otras causas han modificado ese esquema. Ante la falta de
la mujer que se encargaba del cuidado de los ancianos dentro del ámbito
familiar, se ha recurrido a instituciones que suplen ese trabajo a cambio de un
precio que varía según si se trata de institución privada o pública.
En
cualquier caso, las políticas de bienestar social que a partir de la segunda
guerra mundial establecieron sistemas de ayudas económicas para jubilados,
enfermos, viudedad etc, facilitaron que se pudiera tomar esta medida por parte
de las familias.
Pero
la actual crisis económica que afecta a todo el mundo, ha supuesto un nuevo
cambio para la familia occidental. Si antes el pertenecer al sistema de mercado
dejaba fuera a los ancianos de la convivencia familiar debido al acceso de los cónyuges
al mercado laboral y la falta consecuente de tiempo para el cuidado de los
mayores, ahora se vuelve en contra de esos miembros productivos que pierden su
trabajo y apuran las ayudas estatales que ofrecen los estados por desempleo.
Este cambio, ha supuesto un retorno de los mayores a la familia, cumpliendo esa
función basal de supervivencia de la misma que ya no pueden suplir los cónyuges
por falta de medios.
Muchas
familias sacan a sus mayores de las instituciones para hacerse cargo de ellos y
sostener económicamente la casa familiar con la pensión del anciano. De nuevo
es el sistema de mercado quien dicta la estructura de la familia occidental.
Pero existe un riesgo por llegar y no tarde. Si Polanyi ya vaticinó el nocivo
efecto del capitalismo liberal sobre la sociedad y los mecanismos que ésta pone
en marcha para salvaguardarse, no es menos cierto que la necesidad de
supervivencia del sistema de mercado es más voraz y exige sacrificios que se
trasladan en recortes a la dependencia, a las pensiones, a las prestaciones por
desempleo etc. Si la familia está suponiendo un colchón que aminora los efectos
de la crisis económica, no podrá mantener ese efecto por mucho tiempo si se
antepone un sistema económico a las personas.
Bibliografía:
La sociedad dividida, estructuras de clases y desigualdades
en las sociedades tecnológicas. Jose Félix Tenazos Tortajada. Editorial
Biblioteca Nueva.
Antropología de la Sexualidad y Diversidad Cultural. José
Antonio Nieto. Editorial Talasa
Introducción Histórica a la
Antropología del Parentesco. Juan Aranzadi Editorial Ramón Areces
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