A los muertos no les importa cómo son sus
funerales. Las exequias suntuosas sirven para satisfacer la vanidad de los
vivos.
Eurípides
La muerte de un miembro de la comunidad, implica un
rito de separación, un rito de margen y un rito de agregación de los vivos a la
sociedad y del fallecido al mundo de los muertos . Este último rito es el más
importante. Mediante el luto, se establece un periodo de margen para los
allegados del difunto al que se entra mediante ritos de separación y se sale
mediante ritos de reintegración.
La duración de este periodo varía, en algunos casos
coincide en el tiempo con lo que tarda el alma del muerto en agregarse a su
nuevo mundo.
Los habbé de Nigeria tienen un período de viudez que
se corresponde en duración con el viaje del alma errante hasta que regresa con
los espíritus divinos o se reencarna.
El luto no dura lo mismo para todos los integrantes
de esta sociedad especial que se sitúa entre vivos y muertos. Según la cercanía
al difunto su duración varía, al igual que lo hace la posición social del
muerto. Es un periodo de suspensión, ritualizada su agregación y que sin embargo
evoluciona con la sociedad. Así ocurrió en China. La muerte del emperador no
podía paralizar la sociedad durante un largo periodo de tiempo lo que supondría
un colapso del país.
El último viaje
Un muerto emprende un viaje largo y no es igual para
todos los muertos. Los ostiak septentrionales difuntos, viajan hacia el océano
Glacial y encuentran tres caminos: para los que vivieron una vida normal, para
suicidas, asesinados y demás muertes violentas y para resto de personas que han pecado de alguna
forma. Mientras este viaje se produce, en el mundo de los vivos hay una muñeca
que le representa y a la que se vestirá, alimentará y lavará durante el tiempo
que esté viajando el alma de su representado, dos años y medio en el caso de
ser hombre y dos años si es mujer.
Los muertos tienen que llegar a su destino y la
función del vivo es ayudarle.
Pero no todos harán el viaje. Solo los muertos con
alma pueden viajar a ese mundo.
Allí encontrarán su lugar que
suele ser análogo al que tenían en el mundo de los vivos. Por eso los niños
muertos sin circuncidar, no bautizados, sin nombre aún, nunca llegarán allí.
Permanecerán en un limbo tras su entierro o ni siquiera serán enterrados en
algunos casos si se considera sin alma.
Los vivos preparan el viaje del muerto, pero es el muerto el que lo realizará y quien deberá pasar por las diferentes etapas que su pensamiento colectivo le tenga preparadas. Pasar de una a otra de manera satisfactoria no siempre se logra y en cada pensamiento se relatan los fallos, las situaciones, los antecedentes que provocan una alteración del final predilecto del viaje en la muerte. Falta de rituales adecuados, muertes cuando no se posee un alma, comportamientos perniciosos en vida, quebrantamientos de tabúes etc.
Un día
resucitaré
"Sara murió en Kiriat
Arbá, también conocida como Hebrón, en la tierra de Canaán. Abraham vino a
exaltar a Sara y a llorar por ella. Abraham se levantó de al lado
de su muerto, y habló a los hijos de Jet. Soy un inmigrante y un residente
entre ustedes –dijo–. Véndanme una propiedad para un lugar de
sepultura con ustedes
de modo que pueda yo enterrar a
mi muerto" (Génesis
23:2-4).
Para los judíos la sepultura
es de suma importancia, es halajá. Por ello a lo largo de su historia, han
modificado su forma de enterramiento para cumplir con la obligación de enterar
a los muertos. Esto ha ocurrido hasta en cuatro ocasiones. Durante la época del
Primer Templo, los enteramientos se realizaban en
cuevas mortuorias familiares donde se apilaban los cuerpos. Cuando se llenaban,
se trasladaban los huesos a una fosa común que solía situarse en la entrada de
la cueva. Se creía que la resurrección sería en una misma vez y por ello la
irrelevancia de enterrar individualmente a los muertos. El arqueólogo Gabriel Barkay denominó esta forma de enterramiento maasefá. Pero
la creencia cambió en la época del Segundo Templo y de
ahí la modificación del enterramiento. Ya no se resucitaría colectivamente, así
que el enterramiento debería ser más elaborado.
Dice el Libro de Daniel:
"Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados,
unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:2).
No todos iban a resucitar en las mismas condiciones según el
libro de Daniel, así que a diferencia de la época anterior, se enterraban en
excavaciones individuales en la roca llamadas kujim. Pero se mantenía la recolección de huesos a los doce meses para
colocarlos en un osario.
¿Por qué doce? Porque es el tiempo máximo que se está en el infierno. Si
alguien merecía ir allí no era eternamente. Pasados doce meses, se hacía una
gran celebración y se recolectaban los huesos. El muerto había hecho parte de
su viaje y ahora debía esperar la resurrección en una caja de piedra.
Pero la historia convulsa de Israel lleva a periodos
inestables en los que no se garantizaba
que un familiar volviera a los doce
meses para recoger los huesos, así que durante la época de la Mishná y el Talmud donde una
gran parte de la población se marcha a Galilea, se adopta una tercera forma de
enterramiento que modificaba el enterramiento en dos fases anterior. Ahora se
enterraba en sarcófagos que no se volvería a abrir, como era costumbre entre la
población pagana. Pero no solo se modifica esto. En el siglo III d.c. los judíos
tenían prohibido vivir en Jerusalen, así que no podían ser enterrados allí
donde comenzaría la resurrección, el Monte
de los Olivos. ¿Se perderían las almas entonces de todos los que había
emigrado a Galilea? No, el rabino Rabí Yehuda Hanasí gran líder religioso y político, a su
muerte fue enterrado en la ciudad de Beit Shearim y este hecho hizo que Beit Shearim sustituyera
al Monte de los Olivos en esta época.
Pero aún hay otra época de modificación más, la Diáspora. Durante el Imperio Bizantino, los judíos pierden
toda posibilidad de volver a Israel y de ser enterrados allí. Serán enterrados
en la diáspora. ¿Cómo resucitar si no se está enterrado en la tierra de Israel?
De nuevo una dificultad que se solventa esta vez con el guilgul mejilot .
Dios les hará canales debajo
de la tierra y rodarán por ellos hasta llegar al Monte de los Olivos que está
en Jerusalén. Y Dios, desde lo alto del monte, abrirá un conducto para que
puedan salir" (Pesikta Rabatí 31).
Esta es la base para la siguiente modificación del
enterramiento, abandonar los sarcófagos y ser enterrados directamente en la
tierra. Eso facilita acceder a los canales y poder llegar al Monte de los
Olivos.
Desde 1948 en el que se crea el Estado de Israel, se replantea
el volver a lo anterior demostrando así el dinamismo de las creencias sobre la
muerte y las costumbres del enterramiento entre los judíos.
¿Cómo entran los muertos a
su nuevo mundo? Los Psicopompos
Existen similitudes y diferenciaciones a lo largo
del tiempo y el espacio. En aquellas culturas donde este mundo es una isla o
similar, necesitarán una barca. Tal es el caso de los egipcios, polinesios,
celtas, babilonios, etc. Los Dayaks lo sitúan en una montaña y en el interior
las comunidades védicas. Los vivos entierran al muerto con los instrumentos,
amuletos y resto de materiales para superar el viaje con éxito, al igual que
los lapones matan un reno para que se use de montura. Se paga por entrar, a
Caronte o a la anciana que nos lleva al Sandzu. Pero los muertos también
cuentan con guías o psicopompos ( dioses menores, animales,ángeles etc) que
acompañan el alma a su lugar.
Xolotl, dios azteca del relámpago y los espíritus, el Arcángel Miguel, Azrael para los cristianos. Hermes para los griegos, dios mensajero,
de las fronteras y los viajeros. Khentamentiu
y Upuaut entre
los egipcios. Los shinigami en Japón, Ixtab, diosa del suicidio y esposa del dios de la muerte para los
mayas. Baldur y las Valkirias en la mitología nórdica o Mercurio en la romana. Todos con la
misión de acompañar a las almas de los difuntos a su lugar final.
Entre los animales
psicopompos encontramos el jaguar en la cultura maya, cuervos entre los celtas,
golondrinas y chacales en los egipcios o el buitre entre los vacceos.
También la figura del
chamán es psicopompo. No solo acompaña al difunto en su estado de alteración de
la consciencia, lo ayuda a la reencarnación y a su vuelta al nacimiento.
Sin duda, los guías para
los muertos, facilitan el camino a destino, incluso la vuelta a la vida.
Una de las acepciones de la palabra Chamán proviene de Siberia. El vocablo tungu que contiene la raíz scha "saber" significa "alguien que sabe, sabedor, que es un sabio". El chamaán es un intermediario entre el mundo de los vivos y los muertos. El animal preferido para viajar del chamán suele ser el caballo, que es además animal psicopompo. El chamán realiza bailes rituales que le llevan al éxtasis sobre un palo con cabeza de caballo. Esto se observa entre los Batak que tras el sacrificio del caballo en honor a los antepasados, cuatro bailarinas danzan con sendos palos. Entre los Muria y los Gro, se observa la construcción de un caballo mediante tallos de plátano y bambúes
" Laru Kaj
de los Gond-Pardhan, los "caballos del dios" ejecutan una danza
extática. Recordemos también que muchos pueblos aborígenes de la India
representan a muertos a caballo; los Bhil, por ejemplo, o los Korku que graban
en tablillas de madera unos jinetes y los depositan junto a las tumbas. Entre
los Muria, los funerales van acompañados de cantos rituales, en los que se
cuenta cómo el muerto llega al otro mundo montado en un caballo. Se habla de un
palacio en cuyo centro hay un columpio de oro y un trono de diamante. El muerto
es llevado hasta allí por un caballo de ocho patas. Y ya sabemos que el caballo
octópodo es típicamente chamánico. Según una leyenda buriata, una mujer joven
toma por segundo esposo al espíritu ancestral de un chamán y tras este matrimonio
místico, una de las yeguas de su acaballadero pare un caballo de ocho patas. El
marido terrestre le corta cuatro. La mujer exclama: "¡Ay, era mi caballito
en el que abalgaba como una chamana", y desaparece, volando, para ir a
establecerse en otra aldea. Posteriormente se convirtió en el espíritu
protector de los Buriatos. "(Mircea Eliade)
Muertos malditos, malditos muertos.
Un muerto puede morir varias veces como piensan los tcheremisos y
muchas otras comunidades distintas. El muerto pasa de una morada a otra, va
errante y no encuentra su lugar. De ahí la importancia de realizar los ritos
correctamente. ¿Y si no se realizan? La existencia para ellos es muy diferente.
Nunca podrán entrar al mundo de los muertos pero tampoco pueden volver al de
los vivos. No tienen medios para subsistir en ese limbo y se tornan peligrosos.
Conocemos el temor a que los muertos vuelvan, las muchas precauciones que se
toman para que no recuerden el camino a casa.
En este grupo no solo están
aquellos que no han recibido los ritos adecuados. También los suicidas, los
muertos durante un viaje, los que no tienen familia…corren la misma suerte
aunque se recluten de forma diferente. Entre los egipcios, la sala de las dos Maat era el paso previo para entrar o
no al mundo de los muertos y ocupar su lugar. Osiris preside el juicio donde en
una balanza se coloca una pluma o estatuilla de la diosa Maat en un platillo y
el corazón del difunto en el otro. Entonces, éste enuncia la confesión negativa , es decir los 42
pecados que no ha cometido y si miente el
monstruo que es medio hipopótamo, medio
cocodrilo, medio león devora el corazón del difunto, y de este modo éste es
aniquilado de manera completa. El muerto
vuelve a morir y esta vez para siempre.
Un muerto maldito es un alma en
pena, condenada a vagar de un lado para otro sin consuelo, intentando entrar al
mundo de los vivos y huyendo del mundo de los muertos. Ejemplos de esta figura
la encontramos en leyendas como La
llorona, mujer que asesinó a sus hijos o los perdió y vaga buscándolos
asustando a los vivos con su desgarrador llanto.
Sin embargo, muchas culturas siente la presencia de los espíritus de forma constante sin que esto suponga algo malo. Si bien pueden enfadarse y realizar acciones perjudiciales sobre los vivos, también los protegen, como es el caso de los antepasados.
Así es para los kawaio. Sus antepasados están siempre presentes. Se comunican a través del canto de los pájaros o con la aparición de insectos o serpientes. En Anogwa´u, la tierra de los muertos, los antepasados llevan una vida similar a la de los vivos. Cultivan taro y crían cerdos. Tienen personalidades y estados de ánimos además de una ligadura muy intensa con sus descendientes. Pero también están los kwasi, espíritus marginales entre los que se encuentran los funu que son pequeños y peludos espíritus de carácter maléfico.
.Los espíritus de los inuit también penetran en el mundo de los vivos causando enfermedades. Aquí hay que hacer una distinción entre intrusión y posesión por parte del espíritu.
La mayoría de las posesiones suelen provenir de espíritus maléficos y necesitan de un ritual concreto para expulsarlos. Firth, estudiando a los tikopia, distinguía entre la posesión de los espíritus, la mediación de los espíritus y el chamanismo. En el primer caso, se observan actos incontrolados por parte del poseído, en el segundo, el poseído es vehículo para la comunicación con los espíritus y en el tercero es el chamán quien controla a los espíritus.
La reencarnación.
Si la muerte no fuera el preludio a otra vida,
la vida presente sería una burla cruel.
Mahatma Gandhi
Para muchos, tras un tiempo en el
mundo de los muertos, se vuelve a la vida a través de la reencarnación. Esto ocurre
en la mayoría de las religiones orientales, en África , Oceanía, América. No se
contempla, a no ser de forma herética, en las tres grandes religiones, judaísmo,
cristianismo e islam.
Bien en otra persona, bien en un
animal o ser inanimado, una alma puede volver al mundo de los vivos para vivir
una nueva experiencia. No renace en su mismo cuerpo, no resucita, se transforma
en un nuevo ser con una nueva vida. Aunque no en todas se contempla que sea el
alma lo que accede a una nueva existencia, como ocurre en la metensomatosis y la palingenesia.
En las religiones orientales, se
puede tener una nueva vida igual, mejor o una existencia terrible y dependerá
de las acciones pasadas. Este ciclo incesante se llama Samsara y la nueva existencia depende del karma. A través de las diferentes reencarnaciones y de lo sembrado
en ellas, se llega a la liberación del ciclo y la unión con Dios.
¿Qué es el karma entonces?
Significa hecho o acción e implica una concepción del orden cósmico o moral. Todo lo vivo, incluidos espíritus y deidades forman parte del samsara. Es la explicación causal del infortunio coexistiendo con la brujería o la enfermedad causada por espíritus. Cuando una persona nace no es un libro en blanco, una tábula rasa, sino que está dotada de ciertas características fundamentales que han sido adoptadas a lo largo de las diversas reencarnaciones.Dice Chandogya Upanishad:
"Aquellos cuya conducta aquí ha sido buena tendrán rápidamente un buen nacimiento, el nacimiento de un brahmán, el nacimiento de un chatria o el nacimiento de un vaisa. Pero aquellos cuya conducta haya sido mala, rápidamente tendrán un mal nacimiento, el nacimiento de un perro, el nacimiento de un puerco o el nacimiento de una chandala(casta inferior)"
Conclusión
Sabemos lo que les ocurre a los vivos cuando
alguien muere y suponemos lo que le pasa a los muertos cuando la muerte les
llega. Cada comunidad humana tiene sus normas para que aquellos que dejaron el
mundo de los vivos lleguen a su destino, los surte de ayuda tanto en la vida,
para llevar en su cuenta buenas acciones que les ayuden en el más allá, como en
la muerte con guías, utensilios y amuletos que les faciliten el camino. Una vez
allí, esperarán el tiempo estipulado para su nueva existencia o deambularán por
los mundos de ultratumba hasta el fin de los tiempos como pago por una vida
malvada. Como quiera que sea, la vida no acaba con la muerte, o al menos solo
acaba la vida conocida. Porque tras la muerte, seguimos viviendo experiencias al
menos en el pensamiento colectivo de los vivos.
Referencias:
Van Gennep,
Arnold. Los ritos de paso. Alianza editoral 2008.
Cirlot, Juan
Eduardo. Diccionario de símbolos. Siruela 2014
Eliade, Mircea. Tratado de historia de las religiones. Ediciones cristiandad, 1974.
Eliade, MIrcea. El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis.S.L Fondo de cultura económica de España,2001
Morris, Brian. Religión y Antropología, una introducción crítica. Akal,2009