martes, 22 de diciembre de 2015

El día que el sol muere.






La cumbre de París sobre el cambio climático, nos hace pensar que el hombre ha roto el vínculo que tenía con la naturaleza. La relación establecida en los albores de la humanidad, se ha ido diluyendo poco a poco hasta quedar desdibujada, un compendio de leyendas y tradiciones extrañas, ajenas a nuestro moderno devenir basado en la tecnología de lo digital donde lo virtual, forma parte de nuestro día a día. Hemos construido una nueva naturaleza a nuestro antojo, donde el día y la noche no existen, ni las estaciones del año, ni el tiempo tal y como lo conocíamos. El frío o el calor no importan si no queremos en nuestros mundos individuales. Atados por milenios a las inclemencias del mundo, ahora vivimos modelándolas en la medida que podemos y si no, simplemente prescindimos del exterior analógico, encapsulados en miles de mundos inventados donde somos lo que queremos ser, donde la identidad y las identidades se construyen y reconstruyen en muy poco tiempo.








Sin embargo, no todos los que vivimos en este momento, ahora, tenemos esas posibilidades de crear un mundo a nuestro antojo. No todos están sujetos a la modernidad virtual, aún hay conciencia de que por mucho que queramos vivir en un mundo diseñado dependemos de la naturaleza. Un mundo a medida tiene un alto precio que no todos pagamos por igual. Nada es gratis. Pensar en modificar el mundo para que siga nuestro paso es una ilusión. Los cortos y medios plazos pueden engañarnos sobre el resultado que estamos obteniendo, pero el largo plazo solo nos dice que preparamos nuestra propia extinción.

En otro tiempo, un día como hoy, 22 de diciembre, era un día extremadamente importante, el solsticio de invierno en el hemisferio norte.

Solsticio viene del latín solstitium, sol quieto.  El solsticio de invierno puede calcularse con exactitud y aunque solo dura un instante, se celebra durante el día en el que ocurre. Decimos celebra porque en multitud de culturas tiene un significado de renovación de revitalización de la vida, de muerte y renacimiento. Es el fin del crecimiento de las noches y el acortamiento de los días, un fin de ciclo, un nuevo comienzo. También de la inversión de las dualidades.








Capac Raymi de los incas, We Tripantu en los mapuches, El festival Beiwe en Laponia, Choimus entre los kalash de Pakistan, el festival DongZhi en Asia oriental, Yule de los pueblos nórdicos, Goru en Malí, Junkanoo en Bahamas y Jamaica, Hogmanay en Escocia, Koleda en países eslavos, Makara Sankranti en India, Yalda en Irán, Saturnalia de los romanos, Zistane Seva en el Kurdistán etc.(1)








El hombre y la naturaleza no pueden separarse por mucho que algunos lo intenten. Estamos unidos simbióticamente y si queremos pervivir por al menos la mitad de lo que ya llevamos en el mundo, deberíamos recordar al menos que aún tenemos tradiciones que nos mantienen unidos.









Día del Mummer, Cornualles celta.






(1)    Fuente Wikipedia: Solsticio de Invierno.

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